Dom 19.11.2006

EL MUNDO

La fuerza internacional en Líbano hace el trabajo sucio de la OTAN

Lejos de la imagen amigable y neutral que dejaron las anteriores fuerzas de paz de la ONU en el Líbano, el contingente que hoy encabezan Francia e Italia busca ir más allá de su mandato y llevar adelante el desarme de Hezbolá. Pero no le será fácil.

› Por Robert Fisk *

Desde Qana, al sur del Líbano

La bandera azul y blanca de la ONU se ve bien a la mañana sobre las suaves colinas. Durante 20 años, flameó al lado de batallones irlandeses, nepaleses, senegaleses, finlandeses, de todo tipo de batallón, de cada nación neutral que uno pueda imaginarse. Pero ahora flamea sobre los batallones franceses, españoles, italianos, unidades navales alemanas y sobre las oficinas de cuatro generales de la OTAN: dos franceses, un español y un italiano.

Unifil, la Fuerza Interina de las Naciones Unidas en el Líbano, ahora es efectivamente una fuerza de la OTAN que tiene todo este poder y misiles antiaéreos y tanques y artillería desparramados por todos estas hermosas colinas. Es una fuerza “amortiguadora”, según ellos mismos indican, para los pueblos chiítas entre los que vive. Está ahí para “protegerlos” de los israelíes que los bombardearon tan salvajemente después de que el movimiento chiíta libanés Hezbolá capturara a dos soldados israelíes y matara a otros tres en julio pasado –y luego luchara contra el ejército israelí durante 43 días, en los que murieron casi cien civiles israelíes y más de mil civiles libaneses–.

Pero la vida ha cambiado. La fuerza Unifil no es el ejército amigable y neutral que solía ser, apoyado por tropas indias –entre las mejores–, nepalesas –entre las peores–, de Fiji –entre las más amistosas– y soldados ghanianos, sino un ejército “robusto” –para usar la distintiva semántica de Tony Blair– con soldados de la OTAN entrenados para disparar y no aceptar incoherencias de las milicias del sur del Líbano o del ejército israelí. Ante lo cual uno sólo puede decir: qué aburrido.

Hace unos días, por ejemplo, las tropas francesas llegaron a estar a “dos segundos” de disparar sus misiles antiaéreos a un piloto israelí que estaba simulando ataques sobre sus cuarteles en Bourj Qalawiyeh. Esto, por lo menos, es lo que el ministro francés de Defensa dijo cuando le objetó a Israel sus continuos sobrevuelos del Líbano. La realidad es algo diferente. Desde que sufrieron bajas a causa de un helicóptero en la Costa de Marfil, el gobierno francés no despliega tropas sin artillería de 155 mm, tanques Leclerc y misiles antiaéreos.

Pero estos son incidentes, no hechos políticos. La realidad es que la gente del sur del Líbano –chiítas musulmanes y unos pocos cristianos– saben muy bien que la nueva fuerza está ahí no para protegerlos a ellos sino para proteger a Israel. Si fuera para proteger al Líbano y a Israel, estaría en ambos lados de la frontera –tanto en Israel como en el Líbano– y no lo está. En las palabras de un terrateniente libanés que espera llegar a obtener beneficios con la presencia de la ONU, “está ubicada aquí para hacer lo que Israel no hizo durante sus operaciones militares: mantener a Hezbolá lejos de la frontera”.

Sólo que, por supuesto, este no es el caso. El general Alain Pellegrini, el comandante francés de lo que a los franceses les gusta llamar “Finul-Plus”, deja en claro que su tarea no es desarmar a la guerrilla libanesa. La resolución 1781 del Consejo de Seguridad de la ONU requiere que él asista al ejército libanés en hacer tal tarea. Y como el ejército libanés –más de la mitad de sus tropas son chiítas– no harán esto, los muchachos de la ONU no les sacarán los misiles a Hezbolá. Las únicas armas que se mueven en el Líbano, que el Líbano encontró, fueron cohetes enviados de vuelta a Siria para cuidarlos, –lo que no es exactamente la versión israelí de la realidad.

¿Para qué está la Unifil acá? Como un símbolo del interesado deseo de Occidente, sin duda, para llevar la “paz” a Medio Oriente (lo que sea que eso signifique). Como un intento de “limpiar” a Irán desarmando a sus protegidos de Hezbolá. Pero no hará eso. “No deben tener esa obsesión por preguntar todo el tiempo si Unifil va a desarmar a Hezbolá”, le dijo Pellegrini a un periodista libanés esta semana. Hezbolá sigue bien armado, al sur del río Litani, y de acuerdo con su liderazgo, listo para pelear la próxima guerra contra Israel, que es la razón por la cual Sayed Hassan Nasrallah, el comandante de Hezbolá, está exigiendo más bancas en el gobierno libanés.

Pellegrini ahora habla sobre los peligros del “deterioro” en su zona de la ONU, y tiene razón. Timur Goksel, el ex asistente turco del comandante de la fuerza de Unifil, hizo una vez una predicción peligrosa pero exacta de la capacidad de la misión de la ONU. “Si una misión de la ONU comienza bien, puede funcionar”, dijo. “Si comienza mal, fracasará.” Estaba hablando sobre Unprofor en Bosnia, pero bien podría haber estado hablando de Unifil. Y esta misión no está comenzando bien. Los israelíes están sobrevolando el Líbano diariamente, porque, dicen ellos, quieren saber qué está haciendo Unifil para evitar el flujo de armas hacia Hezbolá.

Los franceses le han pedido a George W. Bush que pusiera fin a los vuelos pero Bush no tiene la voluntad política para hacerlo. De manera que los libaneses chiítas están preguntando por qué Unifil no los protege de la aviación israelí, que mató a tantos de sus seres queridos. Pero hay otras señales más peligrosas para Unifil. En las ciudades sunnitas libanesas en el norte –en Sidón y en Trípoli– hay familias que han enviado a sus hijos y primos a Irak a luchar contra los estadounidenses. Tienen videos de esos jóvenes cuando parten para poner coches bombas o inmolarse frente a las fuerzas de ocupación en Irak. Me han mostrado esos videos. Ellos también ven al “nuevo” Unifil como una fuerza de la OTAN.

En el campo de refugiados palestino de Ein el-Helweh, por ejemplo, corre un rumor. “Si puedes conducir bien, estás al principio de la lista”. En otras palabras, si puedes conducir bien, eres el próximo en la lista de los terroristas suicidas. Los franceses se toman esto muy en serio. Deberían. Por este motivo están utilizando empalizadas de concreto para rodear sus campos, al estilo Bagdad. Al Qaida ya amenazó al nuevo ejército de Unifil en el sur del Líbano. “No somos fuerzas de ocupación”, anunció repetidamente Pellegrini. Pero ¿por qué tenía que decir eso?

* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.

Traducción: Celita Doyhambéhère.

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