EL MUNDO › LA POLITICA DE BUSH TRAS LA DERROTA EN LAS LEGISLATIVAS
Así lo informa la revista New Yorker, que cita a expertos del Pentágono y fuentes cercanas al vicepresidente Dick Cheney.
El gobierno de George Bush no renunciará a la opción militar contra Irán, aun después de la derrota en las recientes elecciones legislativas. Así lo afirmó el renombrado periodista estadounidense Seymour Hersh en el artículo principal de la nueva edición de la revista The New Yorker. “Es un caso clásico de ‘tomar la delantera ante el fracaso’”, explicó un experto del Pentágono, citado por Hersh. “Creen que golpeando a Irán harán olvidar las pérdidas en Irak, es jugar a doble o nada”, añadió. En el artículo, el periodista también afirmó que, según un informe clasificado de la CIA, el gobierno estadounidense no tendría pruebas concluyentes de los supuestos objetivos militares del programa nuclear iraní. La Casa Blanca, sin embargo, se niega a aceptar esta información, según Hersh.
La historia de Hersh comienza con una reunión que habría tenido el vicepresidente Dick Cheney con los jefes de seguridad nacional, un mes antes de las elecciones legislativas. En ella, el número dos de Bush había afirmado, según el periodista, que la victoria demócrata no evitaría que la administración continuara persiguiendo la opción militar contra Teherán. Cheney había adelantado que el gobierno evadiría cualquier restricción financiera que el Congreso, ya en manos de los demócratas, impusiera a las misiones encubiertas contra el régimen iraní o al apoyo de grupos opositores de ese país. Mientras por un lado advirtió de las ambiciones de Cheney, por el otro lado, Hersh también destacó que la salida del ex secretario de Defensa Donald Rumsfeld –la víctima política de la derrota electoral republicana–, podría ser una señal del debilitamiento de la influencia del vicepresidente en los próximos dos años.
La Casa Blanca desestimó ayer el artículo que se divulgará hoy. La vocera Dana Perino rechazó las afirmaciones de Hersh y las calificó de inexactas. “Una vez más está creando una historia para satisfacer sus propias y radicales opiniones”, cuestionó la funcionaria. En el artículo, Hersh también se ocupa de desmentir las declaraciones de altos funcionarios de la Casa Blanca, que directa o indirectamente han afirmado tener pruebas de la construcción de una arma nuclear iraní. Citando un informe confidencial de la CIA, demuestra que Washington no ha podido encontrar pruebas concluyentes de un programa militar nuclear secreto paralelo a las actividades civiles. Un importante funcionario de inteligencia le habría dicho a Hersh que la Casa Blanca rechazó este informe. Cheney y sus asesores son algunos de los que se oponen a esta evidencia. Según la lógica del vicepresidente, continúa el periodista, el hecho de que no haya pruebas demuestra que los iraníes se han esforzado en esconder sus ambiciones militares.
El informe de la CIA también advierte que un ataque contra Teherán podría tener un resultado favorable para el propio régimen islámico, que, como en Irak o en el Líbano, ganaría el apoyo de las distintas facciones del mundo islámico. Pero en la Casa Blanca apuestan a que una intervención o el desgaste del gobierno iraní tengan consecuencias positivas, especialmente sobre el escenario inestable de Irak. “Más y más personas ven el debilitamiento de Irán como la única salida para salvar a Irak”, le dijo un asesor del Pentágono a Hersh. Esta misma fuente aseguró que el objetivo de la Casa Blanca podría no ser el cambio de régimen, sino solamente un golpe lo suficientemente fuerte como para demostrar que Estados Unidos sigue manteniendo su poder de acción.
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