EL MUNDO › EL OFICIALISMO PIERDE 9 DE 12 REGIONES DE PERU
› Por Carlos Noriega
Desde Lima
Cuatro meses después de haber asumido por segunda vez la presidencia del Perú, Alan García sufrió ayer una dura derrota en las urnas, en las elecciones regionales y municipales celebradas en todo el país para elegir a 25 presidentes regionales (gobernadores), 195 alcaldes provinciales y 1637 alcaldes distritales. Pero a la oposición no le fue mejor. El Partido Nacionalista (PN) del ex comandante Ollanta Humala, quien ganó la primera vuelta de las presidenciales de este año y perdió en el ballottage ante García, también sufrió una derrota contundente. La derechista Unidad Nacional, por su parte, logró confirmar su supremacía en la capital del país, donde fue reelecto el alcalde Luis Castañeda, pero, una vez más, tuvo un magro resultado en el interior, aún más pobre del que había tenido en las presidenciales.
Fueron unas elecciones marcadas por la derrota de los partidos políticos y el protagonismo de los movimientos locales, que, según las proyecciones extraoficiales, ganaron en al menos 16 de las 25 regiones y tenían opción de ganar en otras tres regiones. Este resultado confirma el desprestigio de los partidos políticos. Aunque la izquierda peruana prácticamente ha desaparecido del mapa electoral, muchos de los movimientos regionales que ganaron ayer están liderados por dirigentes locales que vienen de los grupos de izquierda. Las proyecciones no oficiales le daban al Movimiento Nueva Izquierda la única victoria para una presidencia regional a un partido de izquierda.
Según estas proyecciones, el oficialista partido aprista ganó solamente en tres regiones, con lo que perdería el control de nueve de las doce regiones que había conquistado en las elecciones regionales de 2002. Pero la derrota electoral para el gobierno alcanzó niveles dramáticos cuando se supo que había perdido por amplio margen la alcaldía de la ciudad de Trujillo, donde nació el fallecido fundador del partido aprista, Víctor Raúl Haya de la Torre, y en la cual el APRA siempre fue invencible desde su fundación hace 80 años. Más allá de la trascendencia política del cargo de alcalde de Trujillo, la tercera ciudad en importancia del país, la derrota en esa ciudad del partido aprista –la primera en su historia– es un durísimo golpe simbólico para el partido de gobierno, a cuatro meses de asumir.
En la elección para la alcaldía de Lima, la de mayor significación política, el triunfo fue para el actual alcalde Luis Castañeda, de la derechista UN, que logró su reelección para un segundo período de cuatro años con una amplia victoria. Según el sondeo rápido de la encuestadora Apoyo, Castañeda obtuvo el 47,9 por ciento. En la primera vuelta de las elecciones presidenciales de este año, García había logrado un 21,8 por ciento en Lima, cifra que en el ballottage logró elevar hasta el 62 por ciento. “Esta derrota es un llamado de atención al gobierno. A partir de estos resultados, García está ante la disyuntiva de mantener su política conservadora y seguir perdiendo apoyo popular, al punto de poner en riesgo la estabilidad de su gobierno, o cambiar de política para hacer los cambios en la política económica que la mayoría del país reclama”, le señaló a Página/12 el analista político y catedrático de la Universidad Católica de Lima, Carlos Reyna.
Otro de los grandes derrotados de ayer fue Ollanta Humala, quien en las presidenciales triunfó en 15 regiones y que en estas elecciones podría quedarse sin ninguna región. Las proyecciones le daban posibilidad de triunfar solamente en la selvática Ucayali, donde su candidato estaba en empate técnico con un candidato independiente. “La derrota de Humala se explica por las divisiones de su partido y por la profunda inconsistencia de su liderazgo”, explicó Reyna.
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