La atacante se detonó cerca de tropas israelíes, pero sólo causó heridas leves a tres soldados. Además murieron siete palestinos.
› Por Donald Macintyre *
Desde Jerusalén
Una mujer suicida, que según sus parientes tenía 68 años, se inmoló cerca de tropas israelíes, en un nuevo día de derramamiento de sangre en el norte de Gaza, donde también murieron siete palestinos. Hamas asumió la responsabilidad por el atentado, que llegó cuando fuerzas israelíes intensificaban operaciones con la intención declarada de frenar el lanzamiento de cohetes Qassam, siete de los cuales cayeron ayer en comunidades israelíes, sin producir heridos. Dos civiles israelíes murieron por cohetes en la última semana.
El ejército indicó que tres soldados resultaron levemente heridos por la explosión después de que tropas alertadas de la presencia de la mujer en las cercanías le lanzaron una granada. Además agregaron que la mujer entró en pánico en ese momento y detonó la explosión. Hamas dijo que la mujer se llamaba Fatma An Najar y tenía 57 años. Pero anoche, en su casa en Jabliya, una mujer llamada Fatheya, de 52 años, dijo a Associated Press ser la hija mayor de la suicida. “Ellos (los israelíes) destruyeron su casa, mataron a su nieto, mi hijo”, afirmó. “Otro nieto está en silla de ruedas con una pierna amputada. Ella y yo fuimos a la mezquita buscando el martirio.”
Otros seis palestinos, incluyendo por lo menos a cinco hombres armados, murieron en tres ataques terrestres y aéreos después de que tropas fueron tomadas por objetivos misiles antitanque. Otros cuatro soldados israelíes resultaron heridos. Cuatro palestinos, incluyendo a una civil de 34 años y a un joven de 14 años, murieron el miércoles.
Esperanzas de cualquier avance político parecieron recaer anoche en una visita a El Cairo de Khaled Mashaal, el duro líder de Hamas que reside en Damasco. Las esperanzas de principio de esta semana de un alto el fuego en Gaza –el que, según el presidente palestino, Mahmud Abbas, Hamas estaba dispuesto a firmar– no se materializaron. El primer ministro israelí, Ehud Olmert, se volvió en contra del ministro de Defensa, Amir Peretz, por intentar usurpar su rol al hablar directamente a Abbas para tratar de arreglar un cese del derramamiento de sangre.
El diario progresista Haaretz culpó esta semana a una “insignificante puja de poder” de sabotear el alto el fuego y dijo que esto “indicaba una falla en la manera en que son tratados los temas calientes, además de una atención excesiva en el prestigio y la política de poca importancia”. Louise Arbour, la alta comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, que visitó Beit Hanun, donde dieciocho miembros de la misma familia murieron por un bombardeo a principios de mes, pidió investigaciones “independientes, basadas en la ley, transparentes y accesibles”, acerca de posibles violaciones de la ley internacional, incluyendo el bombardeo. En una declaración que también condenó fuertemente los ataques con cohetes Qassam, dijo que esto permitiría el acceso de palestinos a las reparaciones que les corresponden, “algo que hasta el momento no sucedió”.
* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.
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