EL MUNDO › CARACAS LE SUBRAYA A EE.UU. SU APOYO A LA HABANA
› Por Darío Pignotti
Desde Caracas
Chávez cerró el año a batazo limpio. Después de ser reelecto con casi el 63 por ciento de los votos, el presidente, aficionado al béisbol como su colega George Bush, lanzó una seguidilla de iniciativas políticas que dejaron la bola en el campo de su enemigo, los Estados Unidos. Uno de los últimos golpes fue perpetrado el miércoles pasado cuando Chávez acusó al embajador norteamericano, William Brownfield, de haber dicho una “gran mentira” por la cual le exigió una retractación inmediata.
Las declaraciones, según las cadenas de noticias internacionales, cayeron como “un balde de agua fría” en los mentideros diplomáticos en los que se apostaba a un acercamiento entre Washington y Caracas, luego de que Brownfield visitara al canciller venezolano, Nicolás Maduro, el jueves 14 de diciembre, en el primer encuentro bilateral de alto nivel en los últimos años. La piedra de toque fueron las afirmaciones de Brownfield sobre el aumento de tráfico de cocaína en Venezuela, que habría saltado unas 300 toneladas en 2006. El motivo, según el diplomático, es que “los narcotraficantes ven quizás un vacío en Venezuela, (dado) que no hay colaboración entre las instituciones policiales de Estados Unidos y de Venezuela (y) me gustaría eliminar ese vacío”. Traducción: uno de los temas prioritarios que la Casa Blanca quiere negociar, si el acercamiento con Venezuela prospera, es el restablecimiento de los acuerdos con la agencia norteamericana antidrogas, DEA, dejados sin efecto en agosto de 2005.
Días antes, el viernes 15 de diciembre, el líder bolivariano, había soltado una ironía contra el propio George Bush, al que comparó con “dos loros que tengo en el Palacio (de Miraflores)”, con lo cual ironizó las versiones del jefe de inteligencia norteamericano John Negroponte sobre el inminente deceso de Fidel Castro. Luego contó haber recibido dos llamadas de Castro al que saludó con un “‘how are you Fidel, sé que me estás mirando’, Fidel siempre nos mira por televisión”.
El comentario, aunque menos agresivo que el formulado en la asamblea general de la ONU de septiembre cuando habló de Bush como si fuera el diablo, dejó en evidencia que el gobierno caraqueño no será indiferente ante cualquier maniobra estadounidense en La Habana, y que mantiene permanentes consultas con el gobierno de Cuba. Chávez será un factor relevante en el proceso abierto en la isla tras el declive de la salud de su presidente.
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