El primer ministro de España, José Luis Rodríguez Zapatero, emitió una disculpa por confiar en el proceso de paz con los separatistas vascos, después de la mortífera autobomba que causó profunda indignación. Ayer, en una agitada sesión del Parlamento, el premier español admitió que había cometido un “claro error” en su política hacia ETA. Con los españoles divididos como nunca antes sobre cómo tratar con los separatistas vascos armados después del atentado que mató a dos personas en Madrid, derrumbando las esperanzas de paz, Zapatero se enfrentó a una oposición hostil en su primera aparición parlamentaria desde la explosión.

“Quiero reconocer el claro error que cometí ante todos los ciudadanos españoles”, dijo, en un aparente reconocimiento de que está luchando por su futuro político. Se estaba refiriendo a su declaración 24 horas antes de la bomba el 30 de diciembre, de que dentro de un año España estaría más cerca del fin del terrorismo. “ETA, con su ataque brutal, rompió las negociaciones, eligió el camino del terror.” En los 40 años de lucha contra el terrorismo vasco, ningún gobierno español ha sido tan dañado por las acciones armadas de ETA como el de Zapatero desde el ataque en Barajas, el Aeropuerto Internacional de Madrid.

La confrontación de ayer podría marcar el comienzo de su declinación política. Después de conceder ese específico error, Zapatero reconoció la fuerza del sentimiento contra él al proponer establecer un “gran consenso democrático nacional”. Dijo: “Es necesario restablecer nuestra unidad democrática, para confrontar juntos el desafío del terrorismo. Eso es lo que la gente quiere”. No descartó futuras conversaciones con ETA, pero enfatizó: “Con violencia no hay diálogo”. El líder del Partido Popular (PP) de la oposición, Mariano Rajoy, no quiso saber nada de eso. Dijo del discurso de Zapatero que eran “palabras vacías, frases vagas”. Atacando la política antiterrorista del gobierno, acusó a Zapatero de “fracaso catastrófico; no ha cometido sólo un error, sino que ha cometido tantos que tropezó sobre ellos”.

A pesar de sus repetidos esfuerzos, Zapatero nunca logró forjar un enfoque bipartidario para el terrorismo vasco como el que gozaban sus predecesores. El PP lo criticó ácidamente desde el primer día de su gobierno, acusándolo de “traicionar a los muertos” al planear conversaciones con ETA si los separatistas renunciaban a la violencia para siempre. La credibilidad del premier cayó en el momento en que la bomba en el aeropuerto destruyó el cese de fuego de ETA declarado en marzo pasado.

* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.

Traducción: C.D.