EL MUNDO › TEHERAN RESPONSABILIZA A WASHINGTON DE SU LIBERACION Y REGRESO
› Por Rupert Cornwell *
Desde Washington
El secuestro de un diplomático iraní en Bagdad por hombres armados vestidos con uniformes de la fuerza de seguridad iraquí encendió nuevas tensiones entre Irán y Washington, mientras el régimen islámico hacía responsable a Estados Unidos de su liberación y su regreso seguro. Las circunstancias que rodean el secuestro de Jalal Sharafi, un segundo secretario en la Embajada de Irán, son confusas. Pero sucedió en un momento especialmente sensible, en medio de acusaciones de la administración Bush de que Irán está armando a los milicianos chiítas que combaten a las tropas estadounidenses, y la creciente confrontación sobre el programa nuclear de Teherán.
De acuerdo con un funcionario iraquí, Sharafi fue detenido el sábado por una unidad del ejército iraquí que se reporta directamente al ejército de Estados Unidos, afuera de la sucursal de Bagdad del Banco Iraní Melli y algunos relatos hablan de un tiroteo antes de que escapara el automóvil que llevaba al diplomático. Un vocero estadounidense negó ayer que las tropas de Estados Unidos y de Irak bajo su comando estuvieran involucradas. “No era una unidad de MNF-1 (Fuerzas Multinacionales-Irak) la que participó en ese hecho”, declaró un vocero militar estadounidense. Pero su versión fue categóricamente desmentida por los oficiales iraníes.
Sharafi había sido secuestrado por un grupo vinculado al Ministerio de Defensa de Irak que trabaja bajo la supervisión de las fuerzas estadounidenses y, por lo tanto, éstas son responsables por la vida y seguridad del diplomático, dijo un vocero del ministerio en Teherán. En las actuales condiciones caóticas de Bagdad, la línea entre la violencia política y el crimen común a menudo es difusa. Pero este asunto surge menos de cuatro semanas después de que las fuerzas de Estados Unidos detuvieran a cinco iraníes en la ciudad de Irabil, al norte de Irak, diciendo que se estaban metiendo en los asuntos internos iraquíes. Este incidente fue seguido por las declaraciones de Estados Unidos de que Irán estaba abasteciendo de armas y entrenando a las milicias que habían atacado a tropas estadounidenses –aunque ninguna evidencia detallada se ha hecho pública todavía–.
La confrontación entre los dos países sobre Irak sólo magnifica la disputa sobre el programa nuclear de Irán, ahora que Teherán ignoró las amenazas de sanciones más duras por parte de las Naciones Unidas, al instalar 328 centrifugadoras de uranio enriquecido en su complejo subterráneo de Natanz, al sur de Teherán. Los diplomáticos occidentales dicen que el paso dado por Irán abre el camino para el enriquecimiento en mayor escala, para producir suficiente material de fisión para construir ojivas nucleares, y los funcionarios iraníes se han jactado de que Natanz pronto albergaría 3000 centrifugadoras, y finalmente 54.000.
A pesar de la posibilidad de una acción de la ONU, Irán pareciera estar convencida de que ni China ni Rusia apoyarían reales sanciones económicas y diplomáticas. Pareciera estar apostando a que después de la debacle de Irak, Estados Unidos no tiene ni el estómago ni el apoyo internacional para acciones militares.
* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.
Traducción: Celita Doyhambéhère.
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