EL MUNDO › LA MINISTRA DE EXTERIOR DE COLOMBIA RENUNCIO, ACELERANDO LA PEOR CRISIS DE URIBE
En medio del escándalo por la constatación de los vínculos entre el gobierno y los paramilitares, María Consuelo Araújo dejó la Cancillería. El Supremo había ordenado la detención de su hermano, el senador Alvaro Araújo, por esa causa. La reemplazará Fernando Araújo Perdomo, un ex ministro secuestrado por las FARC.
La parapolítica se cobró la primera cabeza en el gabinete de Alvaro Uribe. A menos de tres días de haber sido ratificada en el cargo por el propio presidente, la canciller colombiana María Consuelo Araújo renunció, ante las crecientes presiones de la oposición y algunos sectores del oficialismo. Su situación se había deteriorado luego de que la Corte Suprema ordenara la detención de su hermano, el senador Alvaro Araújo, por sus supuestos vínculos con la cúpula paramilitar. Horas después del anuncio de la canciller, Uribe sorprendía con otro anuncio. Contradiciendo todos los pronósticos, designó como reemplazo a Fernando Araújo Perdomo, un ex ministro de Desarrollo, que ganó fama luego de escaparse de las FARC el fin de año pasado.
La salida de la canciller fue celebrada por todos. Los uribistas respiraron tranquilos y aseguraron que el gobierno ya está fuera de sospecha. La oposición, sin embargo, sostuvo que el problema no termina ahí. “La renuncia era, desde el principio, la única alternativa y solución posible. Pero el gobierno de Uribe se está deslegitimando. A medida que se adviertan nuevos nexos con los paramilitares se deslegitimará aún más”, aseguró ayer Carlos Gaviria, el ex candidato presidencial del Polo Democrático. El único que no festejó fue el presidente, quien días atrás había defendido ante las cámaras a su ministra. “Ella es ajena a los hechos delictivos que se están investigando y por razones de imagen no se puede culpar a inocentes”, había afirmado Uribe.
Pero la imagen de Araújo no sólo se había visto afectada por las acusaciones contra su hermano. La Corte Suprema también pidió investigar a su padre, Jaime Araújo, por su presunta participación en un secuestro realizado por las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC), el mayor bloque paramilitar del país. Una acusación similar cuelga sobre la cabeza del primo de la canciller y gobernador del departamento de César, Hernando Molina. Además, su hermana, Ana María, y su hermano mayor, Sergio, son reconocidos públicamente como intermediarios del jefe paramilitar desmovilizado, Jorge 40, quien casualmente es el hombre que dominó con mano de hierro el departamento de César durante las últimas dos décadas.
Los vínculos de la familia Araújo con los paramilitares recién salieron a la luz en Colombia con el descubrimiento del llamado acuerdo de Ralito, firmado por los jefes paramilitares y 32 dirigentes de los principales departamentos de la región costera en 2001. Según determinó más tarde la Justicia, todos estos políticos habían gozado de una serie de éxitos electorales a partir de la firma del acuerdo. El documento de Ralito se difundió por primera vez en noviembre pasado, pero el gobierno se desentendió. “Lo que está claro es que para el gobierno estos vínculos no son importantes. Ella tuvo que haber salido cuando su hermano estuvo en indagatoria por un evento tan serio como vínculos con los paramilitares, pero el presidente la respaldó”, aseguró la columnista del diario El Tiempo María Jimena Dusán en diálogo con Página/12. Para la periodista colombiana, la reacción del presidente también demuestra su parcialidad frente al conflicto interno. “No hubiese sido lo mismo si se hubiera tratado de vínculos con las guerrillas”, sostuvo.
Desde que comenzó el escándalo de la parapolítica, varios indicios que vinculaban a Uribe con estos grupos de extrema derecha salieron a la luz. Uno de los jefes paramilitares desmovilizados, Salvador Mancuso, aseguró en uno de sus interrogatorios que habían aconsejado a los colombianos votar por Uribe en las presidenciales de 2002. Esto fortaleció los rumores sobre un favoritismo oficial hacia los paramilitares, quienes según las organizaciones de derechos humanos recibieron una amnistía encubierta a cambio de desmovilizar a sus hombres y entregar sus armas.
La elección del nuevo canciller parece dirigida a equilibrar un poco esta balanza y empezar a priorizar un poco más la búsqueda de un diálogo con las cúpulas de las dos principales guerrillas, las Fuerzas Armadas Revolucionarias Colombianas (FARC) y el Ejército de Liberación Nacional (ELN). Hasta hace poco más de dos meses, Fernando Araújo Perdomo era uno de los tantos rehenes de las FARC. Los guerrilleros lo capturaron en diciembre del año 2000 cuando trotaba por la bahía de Cartagena. Seis años después, el nuevo canciller sorprendía a su familia y a toda Colombia al relatar cómo había escapado del campamento y había caminado durante cinco días por los Montes de María hasta encontrar una patrulla naval que finalmente lo rescató. Para Uribe, Araújo Perdomo es la persona ideal para limpiar la imagen de su gobierno y para enfrentar las crecientes demandas, de la sociedad colombiana y de la comunidad internacional, para iniciar un diálogo de paz con las guerrillas, como ya se hizo con los paramilitares.
Colaboró: Katalina Vázquez, desde Bogotá.
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