EL MUNDO › VENCIO EL PLAZO DE LA ONU. CHENEY DIJO QUE “TODAS LAS OPCIONES ESTAN EN LA MESA”
El presidente iraní dijo “resistiré”, desafió a “los arrogantes” y dejó vencer el plazo que le dio la ONU para cerrar su proyecto nuclear. Washington pidió sanciones económicas más duras y el vicepresidente Cheney dijo que Irán “con armas nucleares es una amenaza” y dejó entrever que puede haber ataques.
“Resistiré”, afirmó ayer el presidente iraní, Mahmud Ahmadinejad, al indicar que su país defenderá hasta el final su derecho a un programa nuclear. Estados Unidos también se mantuvo firme en su posición al pedir sanciones más duras al Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, mientras el vicepresidente Dick Cheney volvió a decir que “todas las opciones están sobre la mesa”, lo que no descarta una posible acción militar. La nueva escalada verbal sucede después de la publicación del informe de la Organización Internacional de Energía Atómica (OIEA), según el cual Teherán no suspendió sus actividades de enriquecimiento de uranio a pesar del plazo dado por una resolución de la ONU.
“Nuestro pueblo resistirá en defensa de su derecho y nunca dará marcha atrás”, dijo Ahmadinejad en un discurso en la ciudad norteña de Ghilan. Tras reiterar que el programa nuclear iraní es pacífico, el mandatario consideró que cualquier paso atrás por parte de Irán significaría el aumento de las presiones internacionales en relación con los planes nucleares iraníes. “Esta es una costumbre de los arrogantes (Occidente) y los imperialistas. Cuando uno da un paso atrás, ellos dan un paso delante y si uno resiste darán ellos la marcha atrás”, dijo el líder iraní. En su opinión, “ellos piden a Irán que respete de forma completa normativas que ellos mismos todavía no han respetado”.
Por su parte, Washington levantó el tono un día después de que el organismo nuclear internacional hiciese público un informe que certifica que la República Islámica no sólo no suspendió su programa de enriquecimiento de uranio sino que continuó su desarrollo, desafiando las exigencias del Consejo de Seguridad de la ONU que le había dado plazo hasta esta semana para suspenderlo.
En una entrevista concedida a la cadena de televisión ABC, Cheney se negó a descartar la opción militar y afirmó que Estados Unidos hará todo lo necesario para impedir que Irán se dote de armas nucleares. “Todas las opciones están sobre la mesa”, respondió Cheney a la pregunta de si la opción militar era realista. “Un Irán dotado de armas nucleares no es una perspectiva muy agradable para nadie”, declaró el vicepresidente desde Australia, donde se encuentra de visita. Para sostener su argumento de que Teherán constituye una amenaza, citó como ejemplo la posición estratégica de ese país, su capacidad de influencia en el suministro de combustible, su apoyo al grupo chiíta libanés Hezbolá y su amenaza de “borrar a Israel del mapa”.
A pesar de la fuerte retórica de Cheney, el presidente George W. Bush afirmó que quiere hacer todo lo posible para resolver el problema por la vía diplomática. Tanto el mandatario como el secretario de Defensa, Robert Gates, y otros funcionarios estadounidenses han insistido en que no planean declarar la guerra a Irán. Pero la inquietud ante esta perspectiva aumentó con el envío de dos portaaviones a la región del Golfo, en la costa suroeste de Irán, lo que representa el mayor despliegue naval en esa zona desde la invasión a Irak en 2003.
La Casa Blanca reiteró ayer que quiere una nueva resolución del Consejo de Seguridad, que imponga más sanciones contra el régimen de Teherán. Los cinco miembros permanentes del Consejo más Alemania se reunirán el lunes que viene para examinar esta cuestión. Pero las conversaciones pueden llevar varios días, ya que las aguas están divididas. Estados Unidos, Francia y Gran Bretaña quieren reforzar las sanciones, mientras Alemania, China y Rusia defienden posiciones más conciliatorias.
Irán sostiene que como signatario del Tratado de No Proliferación Nuclear (TNP) tiene derecho a enriquecer uranio. Cualquiera que lo prohíba estaría actuando en contra de las normas de la OIEA y, de hecho, de las de la ONU. Esto significa, según el punto de vista de Teherán, que incluso la resolución 1737 del Consejo de Seguridad y la demanda de suspensión del proceso de enriquecimiento de uranio carecen de base legal y son, por ello, algo inaceptable. “Tenemos, según las normas de la OIEA y bajo la vigilancia de los inspectores y las cámaras de control de ese organismo, plantas nucleares en las que, naturalmente, hay gente que trabaja”, dijo el embajador de Irán ante el organismo internacional, Ali Asqar Soltanieh. “El informe del director Mohamed el Baradei lo ha confirmado, especialmente las inspecciones. Por eso no hay nada nuevo”, agregó.
El segundo de la Organización de la Energía Atómica Iraní, Mohammed Saeidi, dijo que no entiende por qué tanto escándalo. “La cuestión principal es si el programa nuclear iraní, como señala Estados Unidos, pone en peligro la seguridad internacional y la paz mundial. El informe de El Baradei rechaza eso y, por tanto, cualquier otro asunto está motivado políticamente, es irrelevante y eventualmente inaceptable.”
Teherán conoce las consecuencias de un enfrentamiento con Occidente. No sólo los opositores al presidente Ahmadinejad, sino también el líder supremo del país, el ayatolá Ali Jamenei, han instado al gobierno “a actuar con sabiduría” en la disputa nuclear. Irán no puede permitirse un aislamiento político y económico, por no hablar de una eventual guerra.
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