Ayer se cumplieron los cinco años del secuestro de la candidata presidencial colombiana Ingrid Betancourt por parte de las Fuerzas Armadas Revolucionarias Colombianas, FARC. Los actos en Bogotá y París fueron muy críticos con la “indiferencia” del gobierno francés hacia la secuestrada, casada con un ciudadano francés, y con el “fascismo” del colombiano, que últimamente propone un rescate “a sangre y fuego”.

En Bogotá se realizó un concierto de rock en homenaje a Betancourt, se inauguró una escuela con el nombre de su padre, el fallecido ministro de Educación Gabriel Betancourt Mejía, y se realizó una misa con la presencia de políticos de oposición, embajadores europeos y familiares de soldados y policías secuestrados por la guerrilla. En todos estos actos se pidió un acuerdo humanitario para terminar con el drama de los rehenes, que llevan muchos años prisioneros de las FARC.

En la catedral, decenas de parientes de secuestrados, organizados en el grupo Asfamipaz, mostraron pañuelos con los colores nacionales y la frase “No al rescate a sangre y fuego”. Al salir, los parientes gritaron consignas como “Vivos se los llevaron, vivos los queremos” o “Acuerdo Humanitario ¡Ya!”. Las FARC propusieron varias veces en los últimos años canjear 57 rehenes de importancia por 500 guerrilleros presos. En este selecto grupo de “políticos” entre los 3000 prisioneros de la guerrilla están Betancourt y su compañera de fórmula Clara Rojas, varios políticos, unos treinta soldados y policías y tres norteamericanos.

En París, el ex marido de la candidata, Fabrice Delloye, y sus hijos Melanie y Lorenzo afirmaron que los “principales responsables del secuestro son el presidente colombiano y el gobierno francés, que no demostró voluntad política en favor de su liberación”. Para Melanie, “en cinco años nos hemos podido dar cuenta de que existe una gran compasión en Francia, pero que no hay voluntad política”.

Su padre contó que el presidente colombiano agravó la situación en julio de 2003, cuando “engañó” a Francia afirmando que las FARC iban a liberar a Betancourt porque se encontraba gravemente enferma. Su hermana viajó de París al sur colombiano para recibirla y Francia envió un avión para sacarla inmediatamente del país, pero la rehén nunca apareció. Según Delloye, el fiasco hizo que los franceses “congelaran” el caso y no se arriesgaran a ser nuevamente “manipulados” por Uribe. El francés no ahorró epítetos para el presidente colombiano, al que calificó de “monstruo” y “fascista”.

Su hija Melanie rechazó el plan de rescatar por la fuerza a los rehenes “sabiendo por cierto que una operación militar culminará necesariamente en la ejecución de los rehenes y en un baño de sangre”, por lo que sólo serviría para “recuperar los cadáveres” de los secuestrados.

Melanie, que afirmó que realmente no sabe si su madre todavía está viva, llamó a los candidatos presidenciales Ségolène Royal y Nicolas Sarkozy a ocuparse del tema y presionar a Estados Unidos para que obligue a Colombia a un canje.

El acto en Francia culminó en una marcha a la plaza San Michel, en el barrio latino de París, donde se leyó una carta del presidente Jacques Chirac a la madre de la rehén, Yolanda Pulecio, afirmando que el país hará “todo lo que sea posible para poner fin” al secuestro.