EL MUNDO › EN SU AFAN DE LOGRAR ALGUN TIPO DE LIDERAZGO EN LATINOAMERICA
› Por Gerardo Albarrán de Alba
Desde México, D.F.
Alguna vez, en sus orígenes, hicieron del trabajo político una suerte de apostolado democrático en el que lo importante no era ganar el gobierno, sino crear una cultura democrática de centro fundada en la ética. Después de casi medio siglo de brega doctrinaria, abandonaron sus principios fundadores en aras de un pragmatismo electoral que hoy, a 68 años de aquella visión de sus fundadores, permite al Partido Acción Nacional iniciar su séptimo año en el poder desde la ultraderecha y va por el resto de Latinoamérica.
Confiado en que, primero, ganó dos veces consecutivas la presidencia de México, y ahora, con el control de la dirigencia de la Organización Demócrata Cristiana de América (ODCA, que agrupa a 35 partidos de derecha en 25 países del continente americano), se lanza a la conquista del hemisferio, con Cuba, Venezuela y Bolivia en la mira. Y aún más: aspira incluso a encabezar la Internacional Demócrata del Centro (IDC), para lo cual impulsa la candidatura del ex presidente Vicente Fox.
En el eje de esta estrategia se encuentran, por un lado, Manuel Espino, un dirigente formado en la organización ultraderechista secreta El Yunque, que se convirtió en presidente del Comité Ejecutivo Nacional del PAN en 1999 (cobijado por la figura de Fox) y presidente de la ODCA desde noviembre del año pasado y, por el otro, el presidente mexicano Felipe Calderón, quien fue vicepresidente de la Internacional Demócrata Cristiana en 1998, mientras dirigía al PAN, y desde ahí, un año después, inscribió a su partido en la ODCA como miembro de todo derecho. En su reciente intervención en el Foro Económico de Davos, Calderón fustigó a Cuba y a Venezuela y alertó contra los gobiernos populistas de Bolivia, Ecuador y Argentina, en un claro alineamiento con los intereses de Estados Unidos.
Espino alcanzó la presidencia de la ODCA con la promesa de buscar “una propuesta latinoamericana capaz de contrarrestar la propuesta Castro-Chávez”, y asistencia política a los partidos filiales de la democracia cristiana latinoamericana “en sus campañas para ser poder”. Las elecciones en República Dominicana, en 2008, son su primer objetivo. Tras concluir una reunión de planeación estratégica de esa organización, Espino anunció además el apoyo a la oposición cubana radicada en Miami y un resolutivo para apoyar al Partido Social Cristiano de Venezuela.
En su afán por alcanzar el poder en toda América latina, Espino dijo que impulsará una política de alianzas con actores con los que se comparten propósitos “para que todos juntos vayamos por los gobiernos de República Dominicana, de Costa Rica o de Brasil”. Para ello, la ODCA proveerá servicios concretos en capacitación, métodos de trabajo para campañas electorales, enriquecimiento de la oferta programática aprovechando proyectos exitosos y, en general, “todo lo que sea legalmente posible”.
Pero su intervención en el mapa político latinoamericano rebasa la esfera de la propia ODCA y persigue la presidencia de la Internacional Demócrata del Centro, para lo cual cuenta con el apoyo del Partido Popular de España, principal fuerza política del IDC.
Antonio López-Istúriz, secretario Ejecutivo de la IDC, alabó a Espino y a Fox en una entrevista que le hizo el semanario mexicano Proceso, quien aseguró que varios primeros ministros y dirigentes de partidos de derecha europeos ven con buenos ojos a la pareja mexicana, que aparecen justo cuando “en estos momentos en el continente americano hay un avance del populismo radical, y que los equilibrios de partidos tradicionales de izquierda y de derecha han perdido mucha presencia”.
La derecha europea se entusiasma con el PAN, al cual atribuye un “papel fundamental” en el liderazgo político latinoamericano. “Es donde nuestra familia (política) está establecida con mayor fuerza. Es un partido con una estructura magnífica, una visión democrática extrema y esos puntos hacen que muchos pensemos que el PAN tiene esa oportunidad y capacidad de liderar el proceso de cambio en Latinoamérica, de sortear esos populismos que empiezan a rozar actitudes absolutamente antidemocráticas y devolver a esos países la ilusión y la esperanza de que puedan contar con fuerzas democráticas y políticas correctas y sacarlos del bache en que se encuentran en estos momentos”, según López-Istúriz.
Por lo pronto, luego de ganar la presidencia de la ODCA, Espino prometió hacer una segunda peregrinación a España para recorrer nuevamente el camino de Santiago, tal y como lo hizo luego de que Calderón fuera designado presidente de México. Tal vez aproveche para celebrar si consigue que Vicente Fox encabece la IDC, aunque para ello haya traicionado acuerdos de la ODCA que determinaron apoyar la candidatura de la peruana Lourdes Flores.
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