Por D. T.

Halliburton, la empresa de servicios petroleros que fuera dirigida por el vicepresidente de Estados Unidos, Dick Cheney, anunció ayer pérdidas mientras reservaba 391 millones de dólares para cumplir con demandas judiciales entabladas por daños causados por el empleo de amianto. La mayoría de las demandas son contra empresas adquiridas por Halliburton durante el período de Cheney como jefe ejecutivo entre 1995 y 2000. La responsabilidad total de la firma de Dallas está estimada ahora en 2200 millones de dólares durante los próximos 15 años. La empresa también reveló que recientemente había recortado 1600 empleos.
Las acciones de Halliburton han caído en más del 70 por ciento en el último año por los temores que las demandas relacionadas al amianto pudieran causar el cese de la empresa. Hay mayores presiones en marcha por una investigación de la Comisión de Valores, el guardián financiero de Estados Unidos, sobre las políticas contables de Halliburton mientras Cheney estaba al mando. La empresa informó sobre una pérdida del segundo trimestre de 498 millones, comparada con una ganancia de 382 millones un año antes. Los ingresos cayeron un 3,1 por ciento en 3240 millones de dólares. La Comisión de Valores está investigando un cambio en la política contable de Halliburton en 1998. El cambio significaba que Halliburton podía asentar ganancias en proyectos de construcción que habían superado el presupuesto y todavía estaban por verse. La investigación es un incordio para la administración Bush, que ha estado luchando para controlar los escándalos corporativos que han hecho estragos en los mercados bursátiles.
Halliburton y Cheney recientemente fueron demandados por el autodesignado guardián del interés público, Judicial Watch, en nombre de dos accionistas. La demanda, que sostenía que las ganancias estaban exageradas en 445 millones de dólares, fue menospreciada por la Casa Blanca por “falta de mérito”, pero está en marcha.