Unos 130 peregrinos murieron ayer en distintos atentados de milicias sunnitas. La violencia no respeta el plan de Bush.
› Por Patrick Cockburn *
Unos 130 peregrinos chiítas murieron y unos 150 resultaron heridos ayer en distintos atentados en Irak. Al menos 90 fallecieron en dos ataques terroristas suicidas en la ciudad de Hillah, a unos 100 kilómetros al sur de Bagdad. Otros 34 murieron en ataques previos a los atentados de Hillah. El desastroso saldo probablemente lleve a los líderes chiítas a decir que la ofensiva militar de Estados Unidos en Bagdad no consigue defender a su pueblo. Los chiítas son especialmente vulnerables a tales ataques, porque cientos de miles están tomando parte en el peregrinaje anual a la ciudad santa de Kerbala. La matanza en Hillah fortalecerá las exigencias de que los milicianos chiítas como el Ejército Mehdi vuelvan a las calles para brindar seguridad.
Bombas a los lados del camino mataron a nueve soldados estadounidenses al norte de Bagdad, demostrando que la ofensiva que ya lleva tres semanas de Estados Unidos en la capital tampoco logra reducir el número de bajas. Los ataques tuvieron lugar en Salahudin y Diyala, dos provincias donde los insurgentes sunnitas son muy agresivos. Los soldados estadounidenses siguen muriendo a un promedio de dos a cuatro por día, además de los 600 heridos cada mes. Este nivel de bajas, que ha sido constante durante tres años, probablemente confirme que la guerra sigue siendo impopular en Estados Unidos en el período previo a la elección presidencial en 2008.
El ejército de Estados Unidos se está moviendo cuidadosamente hacia Sadr City, el bastión del clérigo nacionalista Muqtada al Sadr y su milicia del Ejército Mehdi, pero hasta ahora no hubo enfrentamientos. Al Sadr evidentemente cree que es interés de su movimiento evitar una confrontación militar con Estados Unidos en esta etapa. La campaña de Sadr City ha sido muy publicitada, pero la lleva a cabo una fuerza de sólo 600 tropas estadounidenses y 550 tropas iraquíes que sólo pueden tener un impacto marginal en esta área densamente poblada, con una población de dos millones de personas.
El muy pregonado “aumento de fuerzas” de Estados Unidos en Bagdad redujo en algo el nivel de matanzas de los escuadrones de la muerte, pero no los ha eliminado. Unos 26 cadáveres fueron recogidos por la policía el lunes. El aumento de fuerzas obviamente no detuvo las bombas o los terroristas suicidas que tenían como objetivos a los chiítas. Unas 38 personas murieron cuando un autobomba explotó en la calle Mutanabi, el lugar del famoso mercado de libros de Bagdad, a comienzos de esta semana. Esta área llena de librerías era considerada el centro de la vida intelectual de Bagdad. Los vendedores de libros eran sospechosos bajo el régimen de Saddam Hussein y a menudo eran arrestados por vender libros prohibidos. Muchas de las tiendas ahora están incendiadas y sus libros, destruidos.
Los grupos insurgentes sunnitas siguen eligiendo a los chiítas como blancos por razones sectarias. Esto es particularmente fácil de hacer ahora porque muchos chiítas están tomando parte en el peregrinaje anual, el Arga’in, que conmemora la muerte del Iamn Hussein en la batalla de Kerbala, en el año 600 d. C. Mientras caminan hacia Kerbala, a menudo una caminata de tres o cuatro días, los peregrinos son muy vulnerables. Los terroristas sunnitas saben que sólo los chiítas tomarán parte en el peregrinaje y, por lo tanto, es improbable que los sunnitas mueran por los explosivos. Las muertes por represalias por los chiítas a menudo son llevadas a cabo por la policía o por comandos policiales. Si las fuerzas de Estados Unidos y del gobierno no pueden evitar los ataques con bombas sobre los civiles chiítas, entonces esto conducirá a exigencias de que el Ejército Mehdi maneje la seguridad en los distritos chiítas.
Aunque el foco internacional está puesto en el número de los iraquíes muertos violentamente, muchos otros, especialmente niños, están muriendo por la poca agua y el pobre abastecimiento de alimentos. Unicef estima que 4,5 millones de niños iraquíes están desnutridos.
* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.
Traducción: Celita Doyhambéhère.
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