EL MUNDO › LA PARED SEPARABA A TURCOS Y GRIEGOS EN NICOSIA
En un hecho histórico, el muro de Nicosia, erigido en 1964, fue perforado en varios lugares por sorpresa ayer a la madrugada. Culmina un proceso de integración iniciado en el 2003 en la isla.
› Por Daniel Howden *
Cuarenta y tres años de amarga división en Chipre han sido derribados en unas pocas horas. La calle Ledra de Nicosia quedó abierta en la madrugada de ayer por la mañana. Los asombrados residentes del lado griego de la línea verde se despertaron para encontrar que los muros y el alambre de púa que bloqueaban la entrada a la calle habían desaparecido. “Este lugar estaba lleno de vida antes, yo solía ir en bicicleta por aquí al trabajo en una fábrica de zapatos en 1956, pero luego empezaron los problemas”, dijo un residente de Nicosia, Andreas Lambionides. Ahora es un frágil jubilado apoyándose en su bastón y mirando a lo que había sido una zona prohibida hasta unas horas antes, añadió: “Ninguno de nosotros merecía esto”.
Este paso será el sexto que unirá al norte (turco) con el sur (griego) de Chipre desde que los turco-chipriotas levantaron las restricciones al paso de los greco-chipriotas, en abril de 2003. Los greco-chipriotas festejaron la iniciativa, pero recibieron una cauta respuesta del lado turco, al que se le ha pedido que retire los soldados del área. La “línea verde”, que fue dibujada por primera vez en un mapa de la problemática isla en 1964, marca el corredor que divide a los turcos de los griegos, en una de las disputas más obstinadas de Europa. Nicosia, la capital, se encontró en la primera línea de la lucha cuando las dos comunidades entraron en guerra en 1974 después de que un golpe dirigido por los griegos sobre Chipre instó a Turquía a invadir la isla mediterránea. El final de la lucha dejó a Nicosia dividida y congeló con el tiempo el trazado de calles que cortaba a través del centro del antiguo distrito comercial. La prontitud de esa división se evidencia en el deterioro que se vio cuando cayeron las barricadas ayer.
Lo que una vez fueron mansiones elegantes se está desmoronando por el abandono. Un cartel maltrecho en un negocio abandonado publicita géneros de cachemir y “Harrison Worsteds”. El negocio de al lado, calle Ledra Nº 43, está cerrado con candado, su vidriera atestada de cartones de leche de empresas inexistentes ya y de botellas de bebidas sin alcohol con etiquetas de la década de 1970. La basura dejada por los soldados que estuvieron estacionados aquí durante décadas acentúa el aspecto de deterioro.
La calle Ledra se convertirá en el sexto cruce que se abre en la isla desde 2003. “Quiero un pedazo de muro para mostrárselo a mis hijos y decirles que estuve aquí el día que cayó –dice Adamos Adamou, de 28 años–-. Me siento feliz de estar aquí y estoy más optimista pensando en que algo se puede hacer.” Rasit Pertev, el subsecretario de la oficina del presidente turco-chipriota, describió el hecho como “histórico” y dijo que había sido una sorpresa para los funcionarios turco-chipriotas. “Creo que los greco-chipriotas tomaron esta decisión después de la presión ejercida sobre ellos. Es un paso positivo”, dijo Pertev, añadiendo que esperaba que el cruce se abriera pronto.
El canciller griego chipriota le pidió a Turquía que hiciera lo mismo, removiendo a los soldados estacionados en el área. “Estamos esperando, después de esta decisión unilateral del gobierno, una decisión que retire el ejército turco del área para poder abrir pasos de cruce para los ciudadanos”, dijo Giorgos Lillikas durante la cumbre de la Unión Europea en Bruselas. La súbita demolición, llevada a cabo sin ninguna advertencia en el medio de la noche, fue el final de una perdurable curiosidad –un muro de concreto que dice “Nicosia, la última capital dividida”–: la de una calle comercial en su apogeo que desde el lado griego se parece a cualquier otra de Europa.
Mientras el lado griego refleja la invasión de la modernidad con Starbucks uniendo cadena de tiendas y la infaltable McDonald’s, el lado turco refleja el aislamiento de un potencial estado reconocido sólo por Ankara. Por cierto, los turcos-chipriotas esperan que la apertura del puesto de control traiga una ola de nuevos clientes a su lado de la calle. “Es maravilloso –dijo el dueño de la tienda Salih Doktoroglu–. Si tres millones de turistas fueran al lado greco-chipriota cada año y sólo el 20 por ciento viene aquí, sería suficiente para nosotros”.
* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.
Traducción: Celita Doyhambéhère
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