Dom 28.07.2002

EL MUNDO  › HABLA EHUD OLMERT, ALCALDE DE JERUSALEN

“No veo ventaja alguna en deportar o matar a Arafat”

Estuvo en Buenos Aires Ehud Olmert, alcalde de Jerusalén. Olmert es un hombre del frente nacionalista Likud, el mismo que lidera el actual primer ministro Ariel Sharon. Es, por lo tanto, un hombre de la línea dura. En este reportaje exclusivo con Página/12, habla sin pelos en la lengua sobre casi todo.

› Por Claudio Uriarte

–Como alcalde de Jerusalén, usted es la figura simbólica y políticamente más importantes de las que en Israel reivindican la noción de la ciudad como capital indivisible y eterna del Estado judío. Pero estamos en una situación en que la mitad oriental, árabe, de esa ciudad, odia irreductiblemente a la otra mitad. ¿Cómo se compatibiliza una cosa con la otra a largo plazo?
–Hay un error fundamental en la pregunta. Primero, la población palestina en Jerusalén es menos de un tercio. Segundo, no existe odio entre las distintas poblaciones; hay muchísimas buenas relaciones. Y hay dos cosas que se confunden: hay ataques terroristas en Jerusalén, pero todo el terrorismo en Jerusalén viene de afuera, no de los árabes que viven en la ciudad de Jerusalén. La población palestina que vive en Jerusalén odia a Yasser Arafat. Lo odian porque piensan que Arafat es corrupto y que la Autoridad Palestina es corrupta. Y lo dicen en forma abierta...
–La historia oficial palestina de la actual Intifada es que fue un movimiento espontáneo gatillado por la visita de Ariel Sharon a lo que ellos llaman la Explanada de las Mezquitas, y ustedes el Monte del Templo. ¿Cuál es su versión de los hechos?
–La Comisión Mitchell, encabezada por el ex senador norteamericano George Mitchell, y en cuyo seno participaron musulmanes, como el ex presidente turco Suleyman Demirel y otros, estableció que la Intifada no empezó como consecuencia de la visita de Ariel Sharon. Y esto no lo dice Israel, sino una comisión internacional, objetiva. Pero vamos a analizar el argumento palestino de que la Intifada sí empezó por esa visita. Ellos no están diciendo que Sharon destruyó la mezquita, o que hizo algo en contra de los lugares santos palestinos. Después de todo, lo único que hizo Sharon es visitar un lugar que también es sagrado para el pueblo judío. Si ellos dicen que la visita de un judío a un lugar santo judío es razón suficiente para empezar la Intifada, ¿cómo podemos entonces hablar con gente de este tipo? Jerusalén Oriental está llena de lugares santos para los judíos. Ellos quieren Jerusalén Oriental: ¿eso significaría que nosotros no podríamos visitar ninguno de nuestros lugares santos?
–¿Usted dice entonces que hubo una clara conspiración de los palestinos para usar la visita de Sharon como punto de partida de la violencia?
–Fue una conspiración que sabíamos por anticipado; sabíamos que iban a usar cualquier excusa para iniciar la violencia. Y Arafat fue advertido, días antes: “No empiece la violencia”. Usted se imagina que una violencia de esa escala no se prepara de la noche a la mañana: fue planeada durante un año.
–¿Cuál habría sido la lógica detrás de la decisión de Arafat de iniciar esta guerra, que militarmente no podía ganar, precisamente en el momento en que Israel le estaba ofreciendo el tope de lo que podía ofrecerle, con un Estado Palestino en el 95 por ciento de Cisjordania, 100 por ciento de Gaza, capital en Jerusalén Oriental e incluso una porción de territorio israelí para compensar el perdido en concepto de colonias anexadas?
–Su pregunta parte de una falsa premisa, la de que Arafat quería la paz. No era así, lo que quería era la destrucción del Estado de Israel; por eso, cuando se le dio la oportunidad de la paz, inició la guerra.
–Pero es una guerra perdida...
–El creyó que si continuaba estas acciones terroristas en el futuro iba a debilitar la determinación de Israel, que iba a decir: “Esto es suficiente. Ya hemos tenido demasiadas bajas”, y entonces Israel estaría dispuesta a darle algo que no estaba dispuesta a darle antes. No entendió que no íbamos a decirle “sí” al terror cuando nunca lo habíamos hecho antes. Por eso cometió ese fundamental error de juicio.
–Usted dice que los árabe-israelíes de Jerusalén odian a Arafat por su corrupción. ¿Esto no obra en favor de los fundamentalistas islámicos dentro de su movimiento?
–¿Por qué traza esa distinción entre Arafat y los fundamentalistas? Arafat mantiene en su movimiento a los fundamentalistas, porque él los quiere, los apoya, les da dinero y, dicho sea de paso, la mayoría de los ataques terroristas no vino de Hamas y los fundamentalistas sino de su milicia Tanzim. Ellos cometieron la mayor parte de los asesinatos.
–¿Cómo ve la propuesta de la administración Bush de elecciones palestinas?
–Lo principal es la decisión de remover a Arafat. Bush es, usted sabe, un tipo que no se anda por las ramas, y él hizo muy claro que Arafat es un asesino, un terrorista y debe irse: eso es todo.
–No parece terriblemente probable que Arafat pierda las elecciones.
–Arafat no va a perder las elecciones pero los palestinos van a perder la oportunidad de nuevo si él gana.
–¿Usted qué propone hacer con él: deportarlo, matarlo, mantenerlo donde está?
–Mantenerlo donde está, porque yo no quiero hacer por los palestinos el trabajo que les corresponde a ellos. ¿Cuál es la gran ventaja en deportarlo o matarlo? Eso sólo va a unir a las distintas facciones palestinas. ¿Para qué hacer ese trabajo? Que los palestinos se hagan cargo del hecho de que, con Arafat, no hay futuro.
–Parece haber dos líneas principales de pensamiento en Israel: una que respalda el curso de represión selectiva de Ariel Sharon y otra, representada por el ex jefe de Estado Mayor Shaul Mofaz, que propone una intervención plena de largo plazo en las zonas palestinas. ¿Dónde se ubica usted?
–No estoy de acuerdo con lo de “represión selectiva”; nosotros no tenemos una política de represión; tenemos política de campaña agresiva contra el terror. La diferencia es que algunos están a favor de esta campaña en una escala limitada y otros en una escala plenamente abarcadora. Mofaz estaba a favor de una campaña más abarcadora, pero el hecho es que una campaña más abarcadora corre el riesgo de un alto número de víctimas entre los civiles, que es lo que queremos evitar.
–¿Y lo que pasó en el bombardeo de Gaza?
–Mire: nosotros no estamos orgullosos de matar gente inocente; fue un error, y no nos beneficia en nada, pero hay un montón de hipocresía en la reacción. ¿Usted sabe cuantos civiles murieron en Afganistán desde el comienzo de la campaña de bombardeos? ¡Cientos! Están hablando de 800, de 900 muertos. ¿Qué pasó? ¿El Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas condenó a Estados Unidos? ¿Pidió Bush disculpas por matar a cientos de civiles en Afganistán? ¿A quién le importa? A nadie. Solamente cuando una pequeña nación mata gente se vuelve un tema.
–En este sentido, parece haber una tendencia proárabe muy fuerte dentro del Departamento de Estado norteamericano.
–Ellos son las fuerzas tradicionales de la política exterior, pero, ¿quién dicta la política exterior, ellos o el presidente? A mí no me gustará, pero mientras el presidente mantenga su línea de política exterior...
–Eso no parece terriblemente probable: Bush ha cambiado de posición muchísimas veces.
–No sobre este punto. Considere lo siguiente: Bush nunca se reunió con Arafat, nunca le estrechó la mano. Usted sabe que Arafat fue el visitante más frecuente de la Casa Blanca bajo Bill Clinton. Cuando Clinton dejó el cargo, publicó la lista de todas sus reuniones con líderes extranjeros, y Arafat era el número uno. De modo que puede ser lo que usted dice, pero cuando usted observa el desempeño de Bush, él se mantiene firme.
–¿Qué piensa de la proyectada muralla para dividir a las zonas palestinas de Israel propiamente dicha?
–No en Jerusalén. La muralla sólo separará las comunidades palestinas fuera de Jerusalén de donde vienen los terroristas suicidas a atacarnuestra ciudad. Y estoy a favor de esto, porque es una medida de control.
–¿Pero no hay ninguna propuesta para una muralla dentro de Jerusalén?
–Yo no lo permitiría. Y Jerusalén está bajo mi autoridad.
–La muralla ¿no creará un Estado Palestino de facto en las zonas palestinas?
–No va a crear un Estado Palestino, porque más allá de la muralla va a haber fuerzas militares israelíes.
–¿Cuál es el principal peligro regional para Israel?
–Arafat está en contra de la misma existencia de Israel, está tratando de desafiar la legitimidad de Israel, pero no es un peligro estratégico. En el largo plazo Irán e Irak son los peligros estratégicos.
–¿Qué pasa con Siria, que está canalizando ayuda de Irán a las milicias de Hezbollah?
–Sí, están creando dificultades, pero Israel puede arreglarse con esas dificultades.
–¿Irán está desarrollando armas nucleares?
–Ciertamente, están tratando de hacerlo.
–¿Y cómo propone enfrentar el problema?
–Tengo algunas ideas, pero creo que prefiero no divulgarlas en público.

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