EL MUNDO › VOTACION EN EL SENADO ITALIANO
El gobierno de Romano Prodi sobrevivió a otra votación en el Senado sobre su política exterior por un escaso margen, anoche, pero sólo gracias al apoyo de un renegado democratacristiano y sus seguidores, que recientemente abandonaron a Silvio Berlusconi. El Senado italiano dio luz verde a la refinanciación de las misiones militares de paz en el extranjero, entre ellas la de Afganistán. El decreto de refinanciación por un año de las misiones militares de paz contó con 180 votos a favor, dos en contra y 132 abstenciones, cuando era necesaria una mayoría de 158 sufragios.
Tras la votación, el ministro italiano de Defensa, Arturo Parisi, declaró que estaba “contento” por haber logrado la refinanciación. Sin embargo, criticó las abstenciones de los conservadores, pues los militares en misión en el extranjero “necesitan sentir detrás de ellos un país unido”. La votación para refinanciar las misiones de Italia en el exterior –las más controversiales son las de los 2000 soldados apostados en Afganistán– produjo el inusitado espectáculo de los comunistas forzados a votar una medida que claramente no apoyan, mientras Forza Italia, de Berlusconi, y sus aliados post-fascistas y de la Liga del Norte, que entusiásticamente apoyan el compromiso en Afganistán, prometieron votar en contra o abstenerse. Fue la táctica de la política italiana como siempre –tan desalentadora para los votantes como para los soldados apostados en Kabul y Herat–.
Hace apenas un mes, Prodi tuvo que renunciar después de perder en el Senado por dos votos. Logró dos votos de confianza como para retener su función, pero el gobierno todavía está enclenque. El hombre que le tiró un salvavidas es Pier Ferdinando Casini, presidente de la Unión de Demócratas Cristianos, la fracción mayor del partido que dominó durante largo tiempo la política italiana y un aliado de Berlusconi durante su último período que terminó con la elección de la primavera pasada. Casini se ha separado ahora del magnate de los medios y está detrás de su sueño de crear una mayoría pseudo-democristiana de centro, debilitando a Berlusconi y a sus aliados de derecha y a los moderados postcomunistas de la Democracia de Izquierda que dominan el gobierno de Prodi.
Para Prodi no es una salida fácil: está atascado con una política exterior que es muy difícil de apoyar para muchos en su coalición. El artículo 11 de la Constitución italiana establece: “Italia repudia la guerra como un instrumento que ofende la libertad de mucha gente y como un medio para solucionar las disputas internacionales”, y es este artículo el que les resuena fuertemente a millones de italianos, de izquierda y de los otros, obsesionados por los resabios de la Segunda Guerra Mundial.
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