EL MUNDO
› REVELACIONES DE LA AGENTE DE LA CIA AMANTE DE FIDEL
“No lo maté porque lo quería”
Hasta ahora, se sabía que Fidel Castro tuvo una amante enviada por la CIA para matarlo, pero que se enamoró de él. Marita Lorenz habla de su romance en un documental estrenado en México.
Por Juan José Olivares*
Desde México D.F.
@Es conocida la historia de la agente de la CIA que se enamoró de Fidel Castro cuando su deber era matarlo. Sin embargo, ahora se conoce un documental, “Querido Fidel”, donde Marita Lorenz cuenta todo sobre su romance. Marita Lorenz ha hecho público que perteneció a la CIA y sus comandos para asesinar a Castro; que trabajó en el FBI ( donde conoció al padre de su hijo Mark); que ella y sus hijos han sobrevivido a varios atentados por sus declaraciones; que ha trabajado en la asistencia a refugiados cubanos en Estados Unidos, y que ahora radica en un gueto de Nueva York sobreviviendo de la asistencia social del gobierno. Su salud, como su alma, son ahora más frágiles que hace unos días cuando fue operada del corazón. Tenía cita para una entrevista telefónica que se canceló por una recaída y tuvo que permanecer en cama para recuperarse.
No obstante, a manera de triangulación, una chica neoyorquina que la asiste, de nombre Charity, recibió por teléfono algunas preguntas para Marita, quien respondió dos horas más tarde. La mujer, con la fuerza que la ha mantenido a lo largo de 61 años, vivió una violación a los siete años, tuvo que permanecer en un campo de concentración (en Bergen-Belsen) y estuvo sometida a entrenamiento físico y a un lavado de cerebro por parte de la CIA para matar a Fidel.
“Decidí hacer público todo lo que se ve en la película por una razón: permanecer viva. Estaba temerosa de que algún agente de la Agencia quisiera que fuera asesinada si comenzaba a hablar. Además, estaba cansada del maltrato que recibí de la CIA y de sus operativos asesinos. Ellos me habían transformado en un robot. Decían que quien había sobrevivido a Bergen-Belsen podía ser buen agente de la CIA”, expresa. La alemana conoció a Fidel en el barco de su padre, a los 19 años. Quedó enamorada de él al grado de ser su amante; se embarazó, pero perdió al bebé.
De 91 minutos de duración, el rodaje, dirigido por el alemán Wilfried Huismann, producido por Sur Films y distribuido por Canela Films, trata de desentrañar los motivos de Marita para no matar al líder socialista. Marita afirma: “Fue muy difícil ver esas imágenes en pantalla, porque aún quiero a Fidel, aún lo extraño. Fue mi primer amor. No pude contener las lágrimas. Todo de mí le perteneció a él en Cuba. Por otro lado, odio la forma en que Estados Unidos lo ve en su gobierno de Cuba, pero tengo esperanza de que esto cambie. Tengo los momentos de nuestra relación como grandes recuerdos”.
Marita, quien en los momentos claves en la suite donde se hospedó una vez con Fidel, en el Habana Libre, decidió tirar al retrete las pastillas de veneno, comenta: “Mi amor era más fuerte. No lo maté porque por naturaleza no soy una asesina, no podía arrebatarle la vida a alguien que amaba, aunque la CIA –que no sabía que ya estaba enamorada– me haya entrenado para matarlo. Ese momento fue determinante, algo me detuvo, quizá el gran amor que sentía por él. Aunque confieso que estuve temerosa en esos instantes, ahora me siento feliz de haber actuado de esa forma, pese a que arriesgaba mi vida permaneciendo en Cuba. Supe que por lo que había hecho, más bien por lo que no había hecho, iba a tener problemas, pero valió la pena el riesgo; ahora estoy feliz y más tranquila”.
Marita ha dicho que su vida quedaría marcada por ese suceso. Sabe la clase de crímenes de Estado que comete la Agencia. “Es sencillo entrar en la CIA, pero para salir sólo existe una vía: un ataúd.” Para ella no fue duro vivir luego de tener este tipo de relaciones. “Fidel era para mí sólo un hombre, no el líder que es. Luego de Fidel no tuve un hombre ideal, él lo era. Estuve consciente de que nunca encontraría al hombre de mi vida que él pudo ser y todo por lo que la CIA pudo haber hecho si seguía con él.”
De hecho, afirma, “nunca terminó mi relación con Fidel, la CIA interfirió cuando supo que lo amaba. Nos separamos cuando tenía siete meses de embarazo de él que, por cuestiones de salud, tuve que abortar.Luego me fui a Estados Unidos para ser protegida porque me hubieran acusado de terrorismo contra el sistema cubano, aunque lo mío fuese algo ya personal”.
Cumpliendo órdenes de la CIA de abandonar la isla, y desilusionada de Fidel Castro, comienza una relación amorosa con el entonces dictador de Venezuela, el general Marcos Pérez Jiménez, quien financia los actos de sabotaje contra Cuba. De esta aventura nace su hija Mónica, mientras que de su posterior matrimonio nace su hijo Mark. “Aún extraño a Fidel, a Cuba y, por supuesto, lo que vivimos. Estoy orgullosa de él y lo que hace porque es un hombre fuerte al que sólo le disgusta la visión y el trato que tienen los estadounidenses hacia Cuba.”
Los fantasmas de la CIA no dejaron de perseguir a Marita hasta el año 1976, cuando frente a la comisión investigadora declara que en noviembre de 1963 viajó a Dallas junto con un comando de la CIA y un baúl con armas en un coche, pocos días antes del asesinato de John F. Kennedy, y que uno de los acompañantes era Lee Harvey Oswald. “No tuve una gran relación con Lee Harvey, de hecho no confiaba mucho en él; sólo era un miembro con el cual me entrené un tiempo, en Florida, en un campamento que tiene la CIA para adiestrar a gente para que aprenda a matar.”
* De La Jornada de México. Especial para Página/12.