EL MUNDO › UN 38% DEL ELECTORADO DE BAYROU NO SABE A QUIEN VOTARA
A seis días del ballottage en Francia, los candidatos se pelean por atraer a Bayrou. La socialista Royal no excluyó la posibilidad de elegirlo como su premier; y el favorito, Sarkozy, recordó que él y Bayrou formaron parte de la misma mayoría los últimos 20 años.
› Por Eduardo Febbro
Desde París
Una semana después de la primera vuelta de la consulta presidencial, la campaña de la segunda cumplió con todas sus promesas e instaló una paradoja política inédita: no son dos los líderes políticos que hacen campaña ni dos las corrientes en disputa, sino tres: los dos que pasaron al ballottage, la socialista Ségolène Royal y el conservador Nicolas Sarkozy, y un invitado que se introdujo en la contienda como factor determinante debido al 18,5 por ciento de votos que obtuvo el domingo pasado, el centrista François Bayrou. Desde el domingo 22 de abril a las 20.15 de la noche hasta hoy, los sondeos de opinión han variado poco. Medio punto más, medio menos, Sarkozy sale siempre ganador de la segunda vuelta del próximo seis de mayo por 52-53 por ciento contra 48-47 por ciento para Royal.
Lejos de asistir a la confrontación entre Sarkozy y Royal, Francia vive bajo la tensión de la pugna de ambos por la conquista de los electores de Bayrou, una masa centrista que puede, según lo que se le presente, votar a uno u a otro. Bayrou ha descompuesto la lógica de la campaña y provocó un terremoto en el seno del Partido Socialista. El PS ve cómo su candidata hace campaña sin mencionar jamás la palabra izquierda, y menos aún socialista. Hoy, la fórmula de la victoria está en el centro y ese electorado, mezcla de derecha, socialdemócratas, demócratas cristianos y socialistas desencantados, no soporta las afirmaciones ideológicas demasiado pronunciadas. De los tres, Bayrou da la impresión de que es él quien se postula a la presidencia. Su copioso electorado vale oro y si bien Bayrou se negó hasta ahora a dar consignas de voto, sus pronunciamientos públicos han sido abiertamente adversos para Sarkozy. Este sábado y después de un controvertido episodio que, bajo presiones secretas, llevó a la cadena de televisión Canal+ a desprogramar un debate entre Royal y Bayrou, el centrista y la socialista lograron organizar ese debate en otra cadena. Ambos coincidieron en muchos puntos, aunque chocaron en algunas propuestas en materia económica.
Pero ayer, cuando se le preguntó a Royal, sugirió que estaba dispuesta a “completar” su pacto presidencial y no excluyó la posibilidad de elegir a Bayrou si ella salía electa presidenta: “No me prohíbo nada en la elección de mi primer ministro”, dijo Royal. Sarkozy, que nunca aceptó el mismo principio de un debate con Bayrou, prometió ayer “abrir” su gobierno y recordó que François Bayrou y él habían formado parte de la misma mayoría los últimos 20 años. Bayrou aclaró no obstante que la última vez que habló con Sarkozy fue hace 20 años...
Las medidas de opinión dan cuenta de un número elevado de indecisos: 38 por ciento de los electores de Bayrou aún dudan por quién va a votar, mientras que 31 por ciento está seguro de elegir a Royal y 23 por ciento, a Sarkozy. Son entonces los centristas indecisos quienes detentan la llave de la victoria. François Bayrou se encuentra a su vez en una situación excéntrica: es el tercer hombre de la elección al tiempo que la gran mayoría de los parlamentarios de su partido, UDF, ha declarado que apoyarán a Sarkozy. De los 29 diputados salientes de la UDF, 23 se aliaron con Sarkozy. Los últimos cartuchos de la segunda vuelta se concentran esta semana con el debate previsto el 2 de mayo entre Royal y Sarkozy y, al día siguiente, el posible pronunciamiento de Bayrou, que prometió decir por quién va a votar. “Voy a debatir con ella con respeto, pero igualmente con firmeza y, diría, con cierto placer”, dijo Sarkozy a propósito del debate con Royal. La guerra por el centro.
Sarkozy es hoy objeto de varias polémicas. La primera, las propuestas presiones que habría ejercido para que Canal+ anulara el debate entre Bayrou y Royal. La segunda, el vespertino Le Monde reveló este fin de semana que el ex ministro de Interior le escribió una carta al caricaturista Plantu –del mismo diario– para que modificara la caricatura con la que lo representa. Se trata de un dibujo donde Sarkozy, al igual que el jefe de la extrema derecha, Jean-Marie Le Pen, aparece con un uniforme, un brazalete en el brazo y una mosca sobre la cabeza. Plantu se burló todavía más y le puso tres moscas en vez de una y en el brazalete escribió IN (identidad nacional). La tercera polémica es la que suscitan sus declaraciones públicas. Ayer, en un mitin realizado en París, Sarkozy dijo que quería “dar vuelta la página de Mayo del ’68”, denunció a los herederos del Mayo francés de “relativismo intelectual y moral” y, de paso, acusó a la izquierda de haber promovido “el asistencialismo, el igualitarismo” y de haberles “dado la espalda a los trabajadores”. Ante un público enardecido, parecía uno de esos mitines tercermundistas y populistas, Sarkozy se presentó como el candidato de la “mayoría silenciosa, de la Francia que paga por aquellos que se aprovechan del sistema”. Este discurso de casi fin del mundo motivó la reacción del Partido Socialista, que señaló “el eterno discurso de odio y de división”.
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