El gobierno de Cuba reveló que frustró un intento de secuestro de un Boeing 737 de dos desertores del servicio militar. Murió un teniente coronel, que intentó impedir la toma del avión, y un policía fue asesinado, cuando los autores del hecho huyeron el pasado domingo del cuartel en el que se encontraban. A través de un comunicado, Cuba culpa a Washington de lo ocurrido. “Sobre las máximas autoridades de los EE.UU. recae la responsabilidad por estos crímenes”, dijeron en la isla.

Las agencias internacionales de noticias coincidieron en que el intento de fuga logró desbaratarse con un tiroteo que terminó con dos muertes: la de uno de los reclutas y de un teniente coronel. El episodio ocurrió en la madrugada de ayer en el aeropuerto José Martí de la capital cubana, hasta donde –según esta versión– llegaron “tres” reclutas desertores de la Armada que se habían fugado días pasados de la unidad militar de la localidad de Managua, ubicada a unos 30 kilómetros de La Habana. A bordo de un ómnibus de transporte público, los rebeldes rompieron una valla, llegaron hasta la pista misma del aeropuerto e intentaron abordar un avión comercial sin pasajeros que momentos antes había arribado de Santiago de Cuba. Los reclutas formaban parte de un grupo de cuatro militares que habían huido el domingo de su base con fusiles de asalto AK-47, según dijeron vecinos del cuartel de Managua.

Una circular de la Contra Inteligencia Militar de las FAR identifica a los reclutas como Alain Forbus, de 19 años; Yoan Torres, de 21, y Leandro Cerezo, de 19, todos de Camagüey, cuyas fotografías también aparecen en carteles distribuidos en las principales calles de La Habana y otras ciudades. “Sujetos peligrosos con tenencia de armas de fuego”, señalaba el comunicado, que también fue distribuido entre funcionarios, trabajadores y organizaciones de vecinos.