El 1o de mayo no fue un buen día para Roger Ortiz Mercado. El embajador boliviano en Buenos Aires recibió la noticia de que ya no gozaba de la confianza del presidente, Evo Morales, y se le solicitó la renuncia. De forma inmediata, Ortiz aceptó la orden y acto seguido se hizo cargo de la representación Sixto Valdez, comunicador y ex director del canal estatal, Televisión Boliviana. Dos hechos habían marcado las relaciones entre Bolivia y Argentina durante esa semana. El primero fue la suspensión del encuentro entre Morales y Néstor Kirchner en Tupiza (Potosí), donde se iba a iniciar la construcción de un puente binacional financiado por Argentina. Luego, ambos mandatarios tenían que viajar hasta un punto del Chaco boliviano para anunciar la construcción de una planta de industrialización del gas boliviano que es exportado a Argentina y que también será financiada por el gobierno de Kirchner.

Los enfrentamientos sucedidos en Tarija hace dos semanas hicieron variar la agenda, pero también el deseo de Morales de que el presidente venezolano Hugo Chávez se una a la reunión obligó a las delegaciones diplomáticas a buscar otra fecha. En medio de ello, se descubrieron nuevos talleres textiles en Buenos Aires en los que emigrantes bolivianos trabajan en condiciones de semiesclavitud, lo que causó la protestas de residentes bolivianos que se consideraron mal representados por el ahora ex embajador.

Sin embargo, ayer el canciller boliviano, David Choquehuanca, ofreció una conferencia de prensa y aseguró que no hubo ningún problema diplomático entre Bolivia y Argentina y que el cambio de autoridad se debió a un pedido expreso de Ortiz y a razones profesionales. También anunció que no se promoverá a Valdez a embajador, sino que continuará cumpliendo sus labores de Encargado de Negocios de la embajada hasta que el senado boliviano nombre a un nuevo representante.

La explicación de “razones profesionales” dada por Choquehuanca no queda muy clara, ya que ni Ortiz ni Valdez son diplomáticos de carrera. Ortiz es especialista en sistemas cooperativos, de antigua militancia de izquierda. Su hermano, José, fue el encargado de llevar a cabo la segunda nacionalización de los hidrocarburos en Bolivia, cuando en 1968 el gobierno de Alfredo Ovando echó a la Gulf. El ex embajador ha estado ligado a varias cooperativas de servicios públicos en la ciudad de Santa Cruz de la Sierra y en la campaña electoral de 2005 ofició como vocero de campaña en la capital oriental y como único defensor de Evo Morales en una región que le es hostil.

Pese a ello, cuando Ortiz fue nombrado embajador en Argentina, en abril del año pasado, la designación sorprendió a muchos, ya que Ortiz había sido marginado por el oficialista Movimiento Al Socialismo luego de la victoria electoral. Para los masistas orgánicos, con militancia de años, la buena situación económica de Ortiz y su origen cruceño eran al menos sospechosas, pese a su desempeño durante la campaña. Lo fueron más cuando su sobrino, Juan Carlos Ortiz, asumió la presidencia de Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos.

La renuncia al cargo o el retiro de la confianza de Morales hacia Ortiz también tomó por sorpresa a los principales colaboradores del Palacio Quemado. Hasta hace seis semanas, el nombre del ex embajador de Bolivia en Buenos Aires sonaba como favorito para hacerse cargo de la delegación presidencial en Santa Cruz (una especie de gobernador paralelo). Pero sorprende aún más que la responsabilidad de dirigir la embajada haya quedado en manos de Valdez, que oficialmente fue echado de Televisión Boliviana por un acto de supuesta irresponsabilidad, al haber viajado a Chile sin permiso y en plena preparación de la Cumbre Sudamericana de diciembre pasado.