Mar 06.08.2002

EL MUNDO  › SIGUE LA OLA DE ATENTADOS GUERRILLEROS EN COLOMBIA

Dándole la bienvenida a Uribe

Una ola de atentados, atribuida a las FARC, es el preludio de la asunción, mañana, de Alvaro Uribe como nuevo presidente en medio de un impresionante dispositivo de seguridad.

Por Pilar Lozano*
Desde Bogotá

Mañana Colombia estrenará presidente. Alvaro Uribe, en un acto que romperá muchas reglas, tomará las riendas de un país ahogado en problemas. El temor de las autoridades de que “algo ocurra” ese día es grande. El espacio aéreo de la ciudad será controlado por aviones norteamericanos. Fue una petición de la Fuerza Aérea ante versiones de un atentado, utilizando un avión, contra sedes de gobierno. Ayer se produjo una ola de atentados con bombas en Medellín, Bogotá y Cartagena, que causaron heridos leves y considerables daños materiales, mientras el aeropuerto de Saravena (norte, cerca de la frontera con Venezuela) fue casi completamente destruido por la explosión de cilindros bomba, en un atentado que dejó 14 heridos. Mientras Uribe ultimaba los detalles de las dos propuestas que llevará adelante no bien asuma (la reducción del Parlamento bicameral y la creación de una central nacional de inteligencia), el dólar trepó a 2666 pesos colombianos, una suba de casi un uno por ciento, por la incertidumbre ante la asunción de Uribe.
La policía secreta asegura que, según informes de inteligencia, la orden de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) es atentar contra Uribe, otros dignatarios y empresas oficiales. El fin de semana Bogotá vivió una oleada terrorista: estalló un coche bomba en un sector financiero del norte de la ciudad y dos petardos en alcaldías locales. Una persona murió y otra resultó herida. Según el ministro del Interior, se “economizaron varias vidas”, pues gracias a tareas de prevención se evitaron mayores desastres. Siete presuntos guerrilleros fueron detenidos y se les incautaron armas de largo alcance.
Ayer, tres ataques con explosivos sacudieron Medellín. Uno de los atentados fue dirigido contra un punto de transmisión de energía eléctrica que surte al metro de Medellín. A su vez, fueron lanzados dos cilindros repletos con dinamita contra una estación de Policía. Y un coche bomba estalló en Envigado, vecina a Medellín, sin que se reportaran víctimas, pero sí destrozos materiales. En Cartagena, explotó una bomba en la sede de la gobernación del departamento de Bolívar, en un sector muy concurrido de la ciudad.
Más de diez mil hombres de los organismos de seguridad se encargarán de evitar sobresaltos durante la ceremonia de transmisión de mando que se hará a puerta cerrada en el Congreso. Dos anillos de seguridad alrededor de la Plaza de Bolívar, un coche blindado para un recorrido de apenas dos cuadras –de la Cancillería al Congreso–, del nuevo mandatario, y credenciales hasta para la familia del presidente y sus ministros, hacen parte de la “compleja” estrategia de control.
A las tres de la tarde local Uribe prestará juramento en el salón elíptico, un recinto donde se celebran las sesiones plenarias del Congreso. Los periodistas acreditados seguirán a larga distancia la ceremonia a la que asistirán 10 jefes de Estado. Tras la toma de posesión de Uribe lo harán sus ministros, y después se presentarán varios proyectos al Congreso, entre ellos un referéndum para la reforma política y un estatuto antiterrorista que les otorga facultades especiales a las fuerzas militares. Uribe quiere imprimir desde ya su ritmo: austeridad y “trabajar, trabajar, trabajar”. El nuevo presidente llega a la presidencia con varios records: ha realizado tres consejos de ministros —su gabinete estuvo formado poco después de ganar las presidenciales del 26 de mayo— y ha desatado polémicas con varios de sus anuncios, como la llamada de los reservistas del ejército, revocatoria del Congreso, etc.
Los días de gobierno de Andrés Pastrana se agotan en medio de balances que lo ubican como un mal mandatario. La esperanza de lograr, antes del cambio de gobierno, un acuerdo humanitario que permita la libertad de 40 militares y más de 20 políticos, entre ellos la ex candidata presidencialIngrid Betancourt, secuestrados por las FARC, con una nueva ley de canje se diluyó este fin de semana.

* De El País de Madrid. Especial para Página/12.

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