EL MUNDO › POR LA NEBLINA Y LA ESCASEZ DE CONTROLADORES
El caos y las demoras volvieron a adueñarse de los aeropuertos brasileños. Esta vez no fue una huelga de los controladores aéreos sino la neblina. Durante la noche del lunes, todos los vuelos previstos para aterrizar o despegar en el principal aeropuerto nacional de San Pablo –el de mayor movimiento del país– fueron cancelados y miles de pasajeros tuvieron que pernoctar en los corredores. La cúpula de la Fuerza Aérea ya advirtió que no sabe cuándo podrá normalizar los vuelos, una declaración que elevó aun más el malestar de los pasajeros que ya venían de un fin de semana caótico. La imposibilidad de los militares de actuar más rápido no se debe a la neblina de los últimos días sino también al relevo de 14 controladores aéreos hace dos semanas, que dejó al sistema debilitado.
Pese a que el aeropuerto internacional de Guarulhos, en San Pablo, reabrió ayer, la Fuerza Aérea todavía no lograba actualizar los 60 aterrizajes y los 60 despegues que se habían acumulado durante la madrugada. La administración de los aeropuertos (Infraero) reconoció que el cierre de los aeropuertos de San Pablo y de Porto Alegre van a provocar retrasos y cancelaciones en el resto del Brasil e incluso en otros países. En Río de Janeiro, el 12 por ciento de los 50 vuelos previstos entre la medianoche del lunes y la mañana de ayer partió con atraso y siete vuelos fueron cancelados. “Las operaciones fueron suspendidas por mucho tiempo en Guarulhos”, explicó el ente.
Varios analistas brasileños sostuvieron que en parte esto se debió a la falta de personal capacitado que existe actualmente. En septiembre pasado, el choque de dos aviones y la muerte de 154 personas reveló la situación precaria de los controles aéreos en Brasil. Investigaciones posteriores demostraron que el sistema del tráfico aéreo sufría serias fallas, entre ellas la no cobertura de algunos espacios y la deficiente preparación de los controladores (sargentos de la Fuerza Aérea). Esta situación se habría agravado hace dos semanas, cuando el presidente Luiz Inácio Lula da Silva decidió respaldar a la Fuerza Aérea y apoyó el remoción de 14 controladores aéreos, que operan en la neurálgica zona de Brasilia.
Según el último informe de Infraero, el 59 por ciento de los vuelos previstos desde la reapertura del aeropuerto de Guarulhos todavía mantenía atrasos de entre una y cinco horas. Además, solamente se permiten aterrizar aviones con equipos capaces de operar en condiciones de baja visibilidad. Por eso, varios vuelos fueron transferidos al aeropuerto de Congonhas, en el sur de San Pablo, o al de Viracopos, en Campinas, a 95 kilómetros de la capital paulista. “La expectativa es de que sólo se vuelva a la normalidad mañana (por hoy) temprano, si no se registran más nieblas”, aseguraron desde Infraero.
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