EL MUNDO › LOS ERRORES DE LA CASA BLANCA LE ABRIERON LA PUERTA DE LA MESOPOTAMIA
Al entronizar en el poder a sus enemigos chiítas y derrocar al antiguo caudillo sunnita Saddam Hussein, Estados Unidos permitió que la red terrorista liderada por el árabe sunnita Osama Bin Laden haga pie en el Golfo Pérsico y se fortalezca en los suburbios de Bagdad. Ahora el Pentágono culpa a Al Qaida por la mayoría de los coches bomba.
› Por Mercedes López San Miguel
Lo que parecía imposible durante las décadas del régimen de Saddam Hussein, Bush lo consiguió. Tras la invasión anglo-americana al país árabe hace cuatro años, Al Qaida no sólo pudo poner un pie en un territorio que le estaba vedado, sino que pasó a dirigir los atentados más cruentos en rechazo a la ocupación y consiguió que sectores de la insurgencia se identificaran con su nombre. La organización terrorista en Irak actualmente amenaza con una guerra a Irán para que no siga apoyando a las milicias chiítas. Según un informe clasificado del que habló la prensa estadounidense esta semana, la red sunnita de Bin Laden es ahora tan peligrosa como lo era en tiempos de los atentados del 11 de septiembre de 2001, antes de las aventuras militares que su presidente George W. Bush comandó en Afganistán e Irak.
El denominado “Estado Islámico en Irak” es una coalición de grupos insurgentes que pertenecen a la rama iraquí de Al Qaida. Están ubicados en el norte de Bagdad, en el Kurdistán y un bastión es la ciudad de Baquba, provincia de Diyala (al nordeste de la capital). Al Qaida dio oficialmente la cara en febrero de 2005, cuando el grupo llamado “Organización Al Qaida para Mesopotamia”, comandado por Abu Muzab al Zarqawi reivindicó el atentado contra los edificios gubernamentales de la ciudad de Hila, al sur de la capital. Al menos 118 personas murieron. A partir de ese momento, se multiplicaron por todo el país los ataques con coches bomba contra los centros de reclutamiento de soldados y policías, así como contra las bases estadounidenses, especialmente en el triángulo sunnita –Tikrit, Bagdad y Ramada–. La muerte de Al Zarqawi, en mayo de 2006, no resultó un golpe letal a la organización terrorista. “Al Zarqawi era uno de los principales símbolos de la generación más antigua de los grupos radicales, creados por Osama Bin Laden y Ayman Al Zawahiri”, señaló a la agencia EFE Amro Shubaki, un experto en cuestiones islámicas y miembro del centro egipcio Al Ahram de estudios políticos y estratégicos. Sin embargo, agregó que Al Qaida en Irak es un grupo panislamista que incluye a activistas de distintas nacionalidades que se han desplazado a Irak para luchar contra las fuerzas estadounidenses en venganza por haber ocupado “territorios musulmanes”. El analista en movimientos islámicos Dia Rashwan dijo, por su parte, que el asesinato del líder terrorista “podría suponer un hecho decisivo en favor de los grupos de resistencia iraquíes”. “Estos grupos deberán demostrar a todos que Al Zarqaui no era el principal factor de la resistencia”, aseguró el experto a la televisión qatarí Al Jazeera.
Otros expertos como Edward Luttwak, analista del Centro de Estudios Internacionales y Estratégicos con sede en Washington, advierten que Al Qaida en Irak no es un cuerpo político único, sino que se trata de grupos separados que se identifican con la agrupación. “Son mayoría sunnitas, pero también hay chiítas –tradición religiosa rival– que se hacen llamar Al Qaida. No tienen un jefe; tienen en común el objetivo de acabar con el ocupante. En cuanto EE.UU. se vaya, pueden matarse entre ellos”, dijo Luttwak a Página/12. El analista identifica un fenómeno que se da en Basora, ciudad al sur del país que está bajo control británico. “Hay grupos insurgentes que se pelean por controlar el tráfico de petróleo. Los grupos armados luchan por controlar los recursos y adoptan una identidad como la de Al Qaida para darse legitimidad y ser respetados.”
Un caso excepcional se da en la provincia de Al Anbar, en el oeste del país y fronteriza con Siria, Jordania y Arabia Saudita. Allí, la relación entre Al Qaida y los dirigentes de los clanes sunnitas se deterioró hasta tal punto que surgió una resistencia local espontánea contra Al Qaida.
Los funcionarios de Estados Unidos culpan a la red terrorista por la mayoría de los ataques con coches bomba en Irak, diciendo que el grupo está intentando desatar una guerra civil abierta entre la mayoría chiíta y la minoría sunnita. Sin embargo, la convivencia entre ambas comunidades del Islam ha sido históricamente al menos distante y con el gobierno de Saddam Hussein en particular se dio una fuerte opresión hacia los chiítas.
En su discurso del jueves, Bush mencionó 30 veces la palabra Al Qaida. “Estamos trabajando para derrotar a Al Qaidaí”, arengó.
Resulta paradójico que EE.UU., que utilizó su bandera de lucha antiterrorista para invadir Irak, termine dejándole espacio para que Al Qaida se legitime en ese país. Un informe secreto que elaboró el centro nacional de lucha contra el terrorismo llega a la conclusión de que a pesar de las guerras en Medio Oriente y la doctrina preventiva de Bush la red de Bin Laden se ha reorganizado y está tan fuerte como en 2001. Con todo, la administración republicana sigue citando a Al Qaida como una justificación clave para mantener sus tropas en Irak.
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