Dom 15.07.2007

EL MUNDO  › POR LA GUERRA, EL GOBIERNO DE BROWN MARCA DISTANCIA DE BUSH

Downing Street, más lejos de Washington

› Por María Laura Carpineta

George Bush está perdiendo apoyos en su país y también en el exterior. El nuevo gobierno británico comenzó esta semana a dar señales de que las cosas no serán como antes. Ante el malestar y la preocupación que estos gestos causaron en Washington, el nuevo primer ministro laborista Gordon Brown se vio obligado a salir a garantizar que la alianza entre Londres y la Casa Blanca se mantendrá. Claro que lo que sus propios hombres estaban poniendo en duda no era esta histórica alianza, sino el alineamiento incuestionable que asumió Gran Bretaña durante los gobiernos del también laborista Tony Blair.

Todo comenzó con un discurso que dio el nuevo secretario de Desarrollo Internacional Douglas Alexandre el jueves pasado en Washington. Era la primera presentación que hacía un funcionario de primer nivel del gobierno de Gordon en el exterior y no tuvo la diplomacia que suelen tener estos encuentros. “En el siglo XX, el poder de una nación muchas veces se medía a partir de cuánto podía destruir. En el siglo XXI, la fuerza debe ser medida en cuánto podemos construir juntos” aseguró el funcionario británico frente a uno de los think tanks más influyentes de Washin-

gton, el Consejo de Relaciones Exteriores (Foreign Affairs Council). Ante la mirada de sorpresa de su auditorio, Alexandre continuó cuestionando el unilateralismo de Estados Unidos y su falta de respeto por la ley en el exterior. “Así como en nuestro país debe prevalecer el imperio de la ley para poder tener una civilización, de esa forma necesitamos reglas en el exterior para asegurarnos de que exista una civilización global”, concluyó el funcionario.

Seguramente ni Alexandre se imaginó el impacto que tendrían sus palabras. Al unísono, los medios estadounidenses y los del resto del mundo leyeron en sus declaraciones un distanciamiento de Londres hacia la Casa Blanca. Se creó tal clima de tensión que el premier británico se vio forzado a rechazar públicamente esta interpretación y acercarse a la Casa Blanca y sus políticas para descartar cualquier resto de sospecha. Desde Downing Street informaron que Gordon podría adelantar su primera reunión con su par estadounidense para fines de este mes. En un principio, según la prensa británica, el premier habría querido retrasar el encuentro lo más posible, probablemente hasta septiembre.

Pero a pesar de sus esfuerzos por destruir cualquier duda sobre su relación con Estados Unidos, Gordon fue muy cuidadoso en no tocar los temas que irritan a muchos de sus ministros y sus correligionarios, y quedarse sólo en referencias abstractas a la alianza británico-estadounidense. “Creo que la gente debe recordar que la relación entre Gran Bretaña y Estados Unidos, y entre el primer ministro británico y el presidente estadounidense, está construida sobre las cosas que compartimos: los mismos valores, como la importancia de la libertad, de las oportunidades y la dignidad de los individuos”, sostuvo Gordon.

Las omisiones del premier se hicieron aún más claras cuando le ordenó a su jefe de Gabinete, Tom Scholar, que instruya a todos los ministros y funcionarios de primer nivel para ser cautelosos en sus declaraciones sobre la relación con Estados Unidos. Es de público conocimiento que miembros de su Gabinete, como el canciller David Miliband, se oponen a la guerra en Irak y a muchos de los métodos utilizados por el Pentágono para combatir el terrorismo.

Y ayer quedó claro que, a pesar de la diplomacia y la cautela del premier, el nuevo grupo de laboristas en el poder no está dispuesto a callar sus críticas. “Espero que la política Exterior británica sea mucho más imparcial”, dijo sin dar muchas vueltas el nuevo secretario de Estado británico para Africa, Asia y las Naciones Unidas, Lord Malloch Brown. En una entrevista con el diario británico The Daily Telegraph, el funcionario, quien fue el segundo de Kofi Annan en la ONU, pronosticó que la buena relación entre los dos mandatarios no durará mucho. “Es improbable que la relación entre Brown y Bush supere el bautizo de fuego”, auguró. Por ahora, la alianza se mantiene, aunque ya no se escuchan las palabras de admiración del gobierno de Blair.

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