Mar 17.07.2007

EL MUNDO

Más de ochenta iraquíes murieron por un atentado al norte del país

El ataque es el último asalto de los insurgentes árabes sunnitas a los kurdos y pone en evidencia la ineficacia del aumento de tropas de EE.UU. en Irak. Más tarde explotaron otros dos coches bomba.

› Por Patrick Cockburn *
desde Khanagin, Diyala

El aumento de las fuerzas de Estados Unidos, para tratar de controlar la violencia, está fracasando en el norte de Irak. Ayer, un terrorista suicida detonó un camión cargado de explosivos en Kirkuk, matando a por lo menos 85 e hiriendo a otros 183. El camión bomba produjo un cráter de unos diez metros de profundidad en una calle llena de negocios pequeños cerca del antiguo barrio de Kirkuk, incendiando un colectivo en el que los pasajeros murieron carbonizados y enterrando a muchos otros bajo los escombros. Docenas de autos se incendiaron. El ataque es el último asalto de los insurgentes árabes sunnitas a los kurdos, quienes afirman que Kirkuk es su futura capital.

Alrededor de 25 de las víctimas sufrieron heridas muy serias y pueden no sobrevivir. Adnan Sarhan, de 30 años, perdió ambos ojos y su espalda se quebró con la explosión. Estaba en la camilla de operaciones mientras su madre, Mahiya Qadirk, estaba sentada cerca con su nuera esperando que le dijeran si su hijo viviría. “¿Volveré a ver a mi hijo vivo otra vez?”, se preguntaba desconsolada. Otros dos coches bomba explotaron más tarde en Kirkuk, pero casi no hubo víctimas porque las calles estaban vacías después de la primera explosión.

El envío de 28 mil soldados extra a Irak desde enero y el despliegue más agresivo del ejército estadounidense en el país no está funcionando. A lo sumo está moviendo la violencia de un área a otra. Estados Unidos se está aliando a las tribus locales y a las milicias contra las guerrillas, pero esto está irritando al gobierno central en Bagdad y profundizando la violencia en todo el país. En Diyala, una provincia mixta de chiítas, sunnitas y kurdos al sur de Kirkuk y al noreste de Bagdad, el ejército de Estados Unidos lanzó una ofensiva contra Al Qaida y las fuerzas insurgentes sunnitas hace tres semanas. El mando militar afirmó que había matado a muchos guerrilleros y obligado a huir a otros. Pero Hamdi Zubaydi, un sunnita y líder de Partido Islámico Iraquí en Diyala, daba una imagen muy diferente del sangriento combate. Describió cómo algunos de los hombres de su tribu sunnita se habían unido a las tropas estadounidenses para atacar a los pueblo dominados por Al Qaida y habían matado a cien insurgentes. Pero cuando los estadounidenses se retiraron, Al Qaida regresó y echó a los hombres de la tribu de sus pueblos.

Zubaydi, un opositor de Saddam Hussein que fue encarcelado por él en la década de 1980, daba su propia explicación de las sangrientas complejidades de la guerra sectaria en Diyala. Ex maestro de unos cincuenta años y ojos brillantes, dijo que veinte estudiantes sunnitas habían sido secuestrados en un colectivo y que él temía que los mataran. Y agregó que no tenía dudas sobre quién había llevado a cabo el secuestro: “Fueron las fuerzas policiales de emergencia conducidas por el capitán Abbas Haise y el teniente Zaman Abdul Hamid. Les dije a las fuerzas especiales estadounidenses pero no hicieron nada”.

La casa de Zubaydi ha sido atacada cinco veces en el último mes. Estaba acosado por los insurgentes sunnitas de Al Qaida, por un lado, y la milicia chiíta del ejército Mehdi, por el otro. Dio una lista de las fuerzas de seguridad iraquíes disponibles en Muqdadiyah, además de un batallón de Estados Unidos que incluye 1200 policías y un ejército de 1600 efectivos. El problema es que nadie está seguro de qué lado piensan luchar las fuerzas de seguridad iraquíes. A menudo no hacen nada. Zubaydi también dio una lista de los comandantes de policía y del ejército en Diyala, aunque señaló que todos son chiítas y difícilmente ayudarán a los sunnitas. El gobierno ha colapsado en su mayor parte. En los últimos cuatro meses ningún funcionario ha recibido su salario y las raciones subsidiadas por el gobierno no han sido entregadas desde hace seis meses.

Hay por lo menos tres guerras peleándose en el norte de Irak: sunnitas contra estadounidenses; chiítas contra sunnitas; árabes contra kurdos. Las alianzas pueden cambiar. Los kurdos son los únicos aliados sinceros de los estadounidenses en Irak, pero muchos de ellos también están convencidos de que los estadounidenses en Kirkuk tienen un entendimiento tácito con los insurgentes árabes en la ciudad para no atacarse mutuamente.

Estados Unidos está en un atolladero provocado por él mismo. Los éxitos que a veces tiene son generalmente el resultado de alianzas con tribus previamente hostiles, grupos insurgentes o milicias. El resultado de la experiencia británica en Basora es que estos matrimonios de conveniencia con bandas locales debilitaban al gobierno central y contribuyen a la anarquía en Irak. No funcionan a largo plazo.

* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.

Traducción: Celita Doyhambéhère.

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