Sáb 21.07.2007

EL MUNDO  › DE AHORA EN MAS, INTERROGATORIOS BAJO LA CONVENCION DE GINEBRA

Bush aceptó aflojar con la tortura

El presidente norteamericano firmó un decreto prohibiendo el maltrato de prisioneros que por primera vez reconoce la protección de la Convención de Ginebra para presuntos terroristas presos.

El presidente estadounidense, George W. Bush, suscribió ayer un decreto por el cual prohíbe el empleo de torturas contra presuntos terroristas que se encuentren en detención o bajo los programas de interrogatorio de la Agencia Central de Inteligencia (CIA). Según el decreto difundido por la Casa Blanca, el programa de prisiones secretas cuya existencia reconoció Bush en septiembre de 2006 debe ajustarse de ahora en más al Artículo 3, común a las cuatro convenciones de Ginebra sobre el trato e interrogatorios de prisioneros de guerra.

En septiembre de 2006, Bush aseguró que nadie había sido torturado en las prisiones secretas de la CIA. Seis meses antes también había declarado: “Ningún estadounidense será autorizado a torturar a otro ser humano en ningún lugar del mundo”. El decreto de ayer estipulaba: “Declaro que el Artículo 3 debe ser aplicado a un programa de detención y de interrogatorio manejado por la Agencia Central de Inteligencia”. En otro comunicado, el portavoz de la Casa Blanca, Tony Snow, señaló ayer que la orden prohíbe “el trato o castigo cruel, inhumano o degradante” y los “actos de violencia lo suficientemente serios para ser considerados comparables al asesinato, la tortura, la mutilación y el trato cruel e inhumano”.

También prohíbe “actos intencionados y aberrantes de abuso personal hechos con el propósito de humillar o degradar al individuo de una manera tan seria que cualquier persona razonable, tomando en cuenta las circunstancias, los juzgaría más allá de los límites de la decencia humana”. “Y la orden prohíbe actos dirigidos a denigrar la religión, las prácticas religiosas o los objetos religiosos de los detenidos”, precisó Snow en la nota.

Desde el comienzo de su “guerra global contra el terrorismo”, la administración de Bush ha capturado a centenares de hombres en diversas partes del mundo y los ha mantenido sin acceso a procesos legales en Guantánamo, en prisiones clandestinas, o los ha transferido a terceros países para que sean interrogados. El gobierno estadounidense calificó a estos detenidos como “combatientes enemigos” e indicó que no les correspondían las protecciones de la Convención de Ginebra, dado que no eran miembros de organizaciones militares formales.

El decreto de ayer especifica que la interpretación del Artículo 3 de la Convención de Ginebra, que se refiere al tratamiento de los reos, “se aplica al programa de detención e interrogatorios de la CIA”. Dicho programa tiene como propósito “interrogar a terroristas de Al Qaida detenidos que tengan información sobre planes de ataques o el paradero de los jefes del grupo”, señala.

Durante años, los grupos de derechos humanos y los abogados que han buscado representar a los detenidos han denunciado abusos físicos y psicológicos de los prisioneros y el uso de técnicas de interrogatorio como el “submarino”, que simula la asfixia por inmersión. Pero el decreto de ayer requiere que cualquier programa de interrogatorios de la CIA cumpla con todas las leyes federales relevantes, incluida la prohibición del tratamiento o castigo cruel, inhumano o degradante.

El director de la CIA, Michael Hayden, señaló a los funcionarios de la Agencia en un comunicado que la orden era necesaria para asegurar que las detenciones y los interrogatorios se ajusten a las recientes regulaciones de la Corte Suprema de Justicia de Estados Unidos. Hayden se hizo eco de la frecuente afirmación de la Casa Blanca de que el Artículo 3 “contiene un vago lenguaje que ha sido sujeto a una variedad de interpretaciones, no sólo en Estados Unidos sino internacionalmente”. Pero el decreto de Bush “nos da la claridad legal que hemos buscado. Les da a nuestros funcionarios la seguridad de que pueden conducir su tarea esencial siguiendo las leyes de Estados Unidos”, dijo Hayden.

“Cualquier detención terrorista y esfuerzo de interrogatorio de la CIA cumplirá, desde luego, con esos criterios”, precisó Hayden en un comunicado, donde no se muestra arrepentimiento por las prácticas de interrogatorio del pasado que los críticos han calificado de tortura.

“Puesto de manera simple, la información desarrollada por nuestro programa ha sido irremplazable”, dijo Hayden. “Si la CIA, con toda su capacidad en contraterrorismo, no hubiera detenido e interrogado a gente como Abu Zubaydah y Khalid Sheikh Mohammed, el pueblo norteamericano tendría razón en preguntar por qué.”

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