Aunque el cargo de presidente en India es más bien ceremonial, la aplastante victoria de la ex gobernadora de 72 años Pratibha Patil en uno de los países más poblados del mundo estuvo cargada de simbolismo.
La India tiene por primera vez en su historia una presidenta. Pratibha Patil tendrá el trabajo de dirigir nada más y nada menos que la mayor democracia del mundo. La ex gobernadora de 72 años se impuso por casi el doble de los votos que su rival. Aunque el cargo presidencial es más bien ceremonial, la victoria de Patil está cargada de significado político. “Esta es la victoria de los principios. Los principios del pueblo indio”, proclamó ayer la nueva mandataria, después de conocer el resultado final de la votación que se realizó el miércoles pasado. Su elección no sólo marca el ascenso de una mujer al Ejecutivo, sino también la ruptura del histórico consenso entre los principales partidos, que marcó la designación de los mandatarios anteriores.
A medida que avanzaba el recuento de votos ayer, una multitud celebraba la victoria de Patil en su localidad natal, Nadgaon, en el estado de Maharashtra, mientras que los simpatizantes de su partido repartían caramelos, bailaban y le daban la bienvenida a la nueva presidenta en las ciudades más importantes. “El voto a favor de Patil es un voto contra las políticas divisorias”, se congratuló el primer ministro indio y su aliado, Manmohan Singh. Durante los últimos meses la oposición había intentado dividir a las fuerzas del gobierno. El cargo presidencial, aunque mayormente ceremonial, carga con la inmensa responsabilidad de ser el guardián del orden constitucional en caso de una crisis.
A pesar de que ayer predominaba un clima de alegría, las celebraciones no se generalizaron en todo el país, principalmente porque Patil no es una figura carismática o popular, como su antecesor, el musulmán Abdul Kalam, un científico nuclear de larga melena blanca. El actual presidente tuvo que renunciar a un nuevo mandato después de no lograr conseguir el apoyo de los partidos en el gobierno ni el de los de la oposición.
El sistema electoral indio les había asegurado hasta ahora a los partidos tradicionales la posibilidad de acordar entre ellos los candidatos, cerrándoles el camino a los nuevos dirigentes. El presidente indio es elegido de forma indirecta por los legisladores. De la votación participan 776 diputados nacionales y 4120 regionales. Patil logró imponerse con 2931 votos contra 1449 del candidato opositor, Bhairon Singh Shekhawat.
Sólo unas semanas atrás parecía que las negociaciones entre los casi cinco mil legisladores se habían estancado y habían llegado a un punto muerto. A la ruptura del consenso entre los partidos tradicionales se le habían sumado los cuestionamientos a la moral de Patil. Comenzaron a barajarse otros nombres, como los del ministro del Interior, Shivraj Patil, y del titular de Exteriores, Pranab Mukherjee. Finalmente, sin embargo, el oficialismo logró destrabar la situación y sumar apoyos de algunas figuras asociadas a los sectores de poder tradicionales.
La nueva presidenta india estudió derecho y trabajó como abogada antes de emprender su carrera política. En 1973 fundó un banco que otorgaba créditos a familias humildes para ayudar a salir de la pobreza a las mujeres del país. Antes de ser elegida presidente, ganó popularidad como gobernadora del estado noroccidental de Rajastán, aunque todavía la acechan varias denuncias por corrupción. A partir de su gestión, Patil se consagró como una de las figuras del gubernamental Partido del Congreso, cuya presidenta es Sonia Gandhi.
Gandhi había conseguido el gobierno hace tres años en las elecciones generales, pero tuvo que ceder el cargo de primer ministro antes de asumir. El día siguiente a su elección la bolsa de Bombay comenzó a derrumbarse, según los analistas, por miedo a la política económica de la futura dirigente. Todo volvió a la normalidad cuando Gandhi designó al actual premier y aliado, Manmohan Sing.
A pesar de esta reacción, Gandhi todavía mantiene un gran peso en la política india y lo hizo sentir en la elección presidencial. Asumió el liderazgo de la campaña de Patil y consiguió apoyos clave como los de otra de las dirigentes más fuertes del país, Mayawati, la gobernadora de Uttar, el estado más poblado. Uno de los desafíos más grandes de la campaña fue desestimar las numerosas denuncias de corrupción en las que están envueltos la futura presidenta y sus familiares. Los analistas indios sostenían ayer que la victoria de Patil y las alianzas que el oficialismo había conseguido no hacían más que reforzar la eventual candidatura de Gandhi de cara a las elecciones presidenciales de 2009.
(Versión para móviles / versión de escritorio)
© 2000-2022 www.pagina12.com.ar | República Argentina
Versión para móviles / versión de escritorio | RSS
Política de privacidad | Todos los Derechos Reservados
Sitio desarrollado con software libre GNU/Linux