Bajo fuerte presión, la coalición iraquí acordó medidas para zanjar la crisis interétnica. El premier criticó a Hillary y al canciller francés.
Los principales dirigentes chiítas, kurdos y sunnitas de Irak alcanzaron ayer un acuerdo sobre algunas leyes que son vitales para los planes de Estados Unidos. Con el fin de superar la crisis iraquí, las fuerzas de la coalición gobernante acordaron la liberación de presos políticos, la participación civil y militar de miembros del ex régimen de Saddam Hussein y elecciones locales. A dos semanas del informe que Bush debe presentar al Congreso sobre los avances en Irak, el primer ministro de ese país, Nuri al Maliki, respondió a las críticas que recibió de la candidata democrática Hillary Clinton y del canciller francés, Bernard Kouchner, que visitó semanas atrás la nación invadida. Mientras tanto, Washington sufre una pelea interna entre sus generales por el camino a seguir en Irak.
“Los dirigentes instaron al esfuerzo de todas las partes para encontrar una solución para superar la crisis política, administrativa, económica y de seguridad que atraviesa el país”, precisó un comunicado presidencial. El presidente del país, el kurdo Yalal Talabani, el premier Maliki, el vicepresidente sunnita, Tareq al Hachemi, y el presidente de la región autónoma del Kurdistán, Masud Barzani, llegaron a un consenso después de numerosas reuniones, añadió la nota oficial. Entre estos acuerdos figura la liberación de presos políticos, en su mayoría sunnitas, para reducir las tensiones con los adversarios políticos del primer ministro. El Frente del Consenso Iraquí (FCI), una coalición que agrupa a los tres mayores partidos sunnitas y a la que pertenece Tareq al Hachemi, y el Ejército de Estados Unidos acordaron liberar a unos 6000 prisioneros sunnitas de un total de casi 30.000 que se encuentran en diferentes cárceles de la fuerza armada norteamericana, informaron ayer fuentes militares.
Además, los líderes iraquíes acordaron la rehabilitación civil y militar de los antiguos miembros del partido Baas, que estuvieron en el poder hasta la caída de Saddam Hussein en abril del 2003, y la celebración de elecciones provinciales. “El nuevo acuerdo permite a aquellos miembros que no cometieron crímenes participar en el proceso político”, dijo el vocero del gobierno, Ali al Dabbagh. Por último, se consensuó discutir la posibilidad de reformas constitucionales y de las conflictivas leyes del petróleo y gas. La ley de hidrocarburos es una de las medidas más importantes para Washington, que busca garantizar el control mayoritario de los pozos iraquíes para algunas compañías petroleras.
Todos estos puntos forman parte de la lista de exigencias del FCI, el mayor partido sunnita en el Parlamento iraquí. La actual crisis política se desató a principios de mes cuando el frente sunnita decidió retirar del Ejecutivo a sus ministros tras acusar al gobierno y a los estadounidenses de negarse a la liberación de “miles de inocentes”. Las medidas, que aún deben ser aprobadas por el dividido parlamento iraquí, también son exigidas por Estados Unidos, que las respaldó inmediatamente luego de su anuncio oficial, con la expectativa de que sirvan para disminuir la violencia sectaria.
En medio de numerosos cuestionamientos, el primer ministro iraquí tuvo que salir ayer a criticar a la senadora Hillary Clinton y a su compañero legislador Carl Levin tras el pedido que hicieron para que el mandatario sea reemplazado. “Hay autoridades en el Congreso estadounidense que hablan de Irak como si fuera su propio pueblo, por ejemplo Hillary Clinton y Carl Levin”, apuntó Maliki en una conferencia de prensa celebrada en Bagdad. Por otra parte, demandó una disculpa de Francia a raíz de las declaraciones de su canciller. “Hemos recibido al ministro de Relaciones Exteriores Bernard Kouchner y estábamos confiadamente satisfechos por la posición francesa, pero luego hizo comentarios a favor de uncambio del gobierno que nunca pueden estar a la altura de la cortesía diplomática”, dijo el primer ministro.
Mientras Inglaterra saca tropas de la ciudad de Basora, legisladores estadounidenses exigieron la retirada de Estados Unidos. Más aún: Bush debe resolver la disputa entre los generales de su propio ejército. Las autoridades militares no se ponen de acuerdo en irse o quedarse en Irak. Un alto comandante de Estados Unidos que se encuentra en el país de Medio Oriente, el general Rick Lynch, desafió públicamente el sábado al marino general Peter Pace, presidente de la junta de jefes, diciendo que una reducción de las fuerzas en Irak sería un gran retroceso. Las palabras de Lynch circularon un día después de que Pace dijera que planeaba aconsejar a Bush la disminución de las brigadas en Irak a menos de 100.000 hombres de un total de 160.000 para mediados del 2008.
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