EL MUNDO › FIDEL FUE DURO CON SUS TACTICAS ELECTORALES
Fidel Castro se metió en la carrera presidencial estadounidense. Cansado de escuchar una y otra vez su nombre en los debates y los discursos proselitistas, el veterano dirigente cubano decidió contraatacar y apuntó sus cañones a los dos favoritos del Partido Demócrata, Hillary Clinton y Barack Obama. Hoy se habla de un ticket al parecer invencible que podría crearse con el binomio Hillary presidenta y Obama vice. Ambos se sienten en el deber sagrado de exigir ‘un gobierno democrático en Cuba’”, cuestionó en una nueva reflexión. “No están haciendo política; están jugando a las barajas un domingo por la tarde,” agregó.
En “La sumisión a la política imperial” Castro denunció el casi inalterable acoso a la isla que mantuvieron los gobiernos norteamericanos desde la Revolución Cubana en 1959 y cómo éste se refuerza durante todas las elecciones. Según el líder cubano, quien desde hace más de un año se encuentra alejado del poder recuperándose de un problema intestinal, la estrecha victoria de George Bush hace seis años hizo resaltar aún más la importancia electoral del estado de la Florida. Aquel estado sureño, donde se concentran los exiliados anticastristas, fue el que inclinó finalmente la balanza a favor del actual presidente, después de un cuestionado recuento.
Para Castro, esa experiencia todavía está muy fresca en la memoria de los candidatos estadounidenses. “De ahí se deriva que el estado de Florida, por el número de votos presidenciales que otorga, sea codiciado por todos”, escribió el veterano dirigente en el artículo publicado ayer en el diario oficial Granma. “Los precandidatos están ahora enfrascados en la aventura de la Florida”, criticó.
Pero para el líder cubano, la oposición férrea a la isla supera el período electoral y ha estado presente en casi todos los gobiernos de la segunda mitad del siglo XX. “De los presidentes de Estados Unidos y los aspirantes a ese cargo sólo conocí uno que por motivos ético-religiosos no fue cómplice del brutal terrorismo contra Cuba: James Carter”, escribió y recordó que fue el único mandatario que se acercó a la isla e instaló la única oficina diplomática que actualmente existe en La Habana.
Castro también rescató las figuras de Gerald Ford, “otro presidente que prohibió el empleo de funcionarios de Estados Unidos para asesinar a dirigentes cubanos”, y de Dwight Eisenhower. “Debemos agradecerle al menos su definición del complejo militar-industrial que hoy, con su insaciable e incurable voracidad, constituye el motor que conduce a la especie humana a su actual crisis”, señaló.
El análisis de los sucesivos gobiernos alcanzó hasta los dos mandatos de Bill Clinton, esposo de la actual precandidata demócrata. Para Castro, el ex mandatario no logró escapar de las presiones del lobby anticastrista. Hillary tampoco. “Con su apoyo (como senadora por Nueva York) se aprobó la Ley Helms-Burton”, recordó el veterano dirigente. Esa ley permitió endurecer las condiciones del embargo comercial que rige contra la isla desde los años sesenta. Los nuevos límites a la cantidad de remesas que se puede enviar a la isla y los viajes que se pueden hacer por año provocan un malestar en la comunidad cubana en Florida. Este malestar se ha visto acentuado desde que Castro tuvo que traspasar el poder a su hermano Raúl a mediados del año pasado. Para la mayoría de los anticastristas en Miami es momento de que el gobierno estadounidense flexibilice su posición frente a la isla para incentivar eventuales cambios políticos y sociales en La Habana.
Advirtiendo las futuras críticas desde el otro lado de la costa, Castro se adelantó a explicar que no buscó interferir en la campaña presidencial estadounidense. “Esto se escribe sencillamente para incrementar la conciencia del pueblo cubano”, explicó.
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