EL MUNDO › UN GESTO DE LA HABANA PARA EL CONSEJO DE DERECHOS HUMANOS
En un gesto sin precedentes hacia las Naciones Unidas, el gobierno cubano invitó a un funcionario de la organización para que recorra y conozca la situación social de la isla. La invitación fue hecha al relator especial de la ONU sobre el derecho a la Alimentación, Jean Ziegler. Esta área es parte del Consejo de Derechos Humanos. Hace tres meses, La Habana logró una victoria diplomática al conseguir que el consejo eliminara el mandato de la representante especial para Cuba, Christine Chanet. El gobierno cubano nunca aceptó la existencia de mandatos especiales para determinados países.
Según anunció el mismo Ziegler ayer, se dedicará a recorrer la isla desde el 28 de octubre hasta el 6 de noviembre. Su misión será tomar nota de las iniciativas cubanas para garantizar el derecho a la alimentación en toda la población. “Los cubanos han encontrado soluciones en materia de derecho a la alimentación en condiciones difíciles”, destacó Ziegler, un sociólogo suizo. Después de ver con sus propios ojos la situación en la isla, el relator especial redactará un informe que presentará ante el Comité de Derechos Humanos en diciembre.
Ziegler no sólo destacó la importancia social de aprender de algunas de las políticas sociales de Cuba, sino que también enfatizó el significado político que conlleva la invitación. Según explicó, su presencia en la isla marcará un precedente, que facilitará en el futuro el viaje de otros relatores especiales de la ONU. “Es una gran primicia. Es un precedente. Los cubanos no podrán rechazar otras visitas de relatores de la ONU”, señaló. “Creo que el gobierno cubano ha entendido que los relatores somos completamente independientes de todos los gobiernos”, agregó el funcionario de la organización internacional.
La invitación de Ziegler también puede ser entendida como una contrapartida del gesto que mostró el Consejo de Derechos Humanos hace poco menos de tres meses. A pesar de los esfuerzos de Estados Unidos y otras potencias, Cuba consiguió que el organismo suprimiera el mandato de la representante especial para la isla. Sólo unos pocos países tienen el raro beneficio de tener los ojos de la ONU sobre ellos los 365 días del año. Hasta la reestructuración de junio pasado los más renombrados eran Cuba, Bielorrusia, Somalia, Corea del Norte, Sudán y los territorios palestinos.
La decisión del Consejo de Derechos Humanos no sólo fue interpretada como un acercamiento de las Naciones Unidas al gobierno provisional –y supuestamente más moderado– de Raúl Castro, sino que además fue el reconocimiento de una realidad innegable. Cuba se había negado a permitir la entrada de la entonces representante especial Christine Chanet en varias oportunidades, bloqueando cualquier posibilidad de ONU de influir en la situación de la isla. Cuando el 19 de junio, Chanet se enteró de la decisión del consejo, ella misma reconoció su frustración y aseguró que era lo mejor.
Ahora el discurso de las Naciones Unidas hacia el gobierno cubano parece haberse moderado, especialmente desde el traspaso de poder al hermano menor de Fidel hace poco más de un año. “Ahora Cuba colabora plenamente con los procedimientos especiales del Consejo de Derechos Humanos”, destacó una y otra vez ayer Ziegler. Para la isla, en tanto, es una buena oportunidad de dar a conocer al mundo uno de sus mejores atributos, su política social.
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