Los demócratas elogian a Michel Mukasey, conservador moderado y experto en antiterrorismo. Su nominación debe ser ratificada por el Congreso.
› Por Antonio Caño *
desde Washington
El presidente de Estados Unidos, George W. Bush, nombró ayer al juez Michel Mukasey como candidato a nuevo secretario de Justicia, en reemplazo del renunciante Alberto Gonzales. Mukasey, un veterano y prestigioso juez con experiencia en sonados casos de terrorismo, un conservador moderado y con credenciales de suficiente independencia como para calmar a los demócratas, es el hombre elegido por Bush para devolver el prestigio al trascendente cargo de fiscal general, utilizado durante toda la administración de George Bush como un instrumento más de la política de la Casa Blanca.
“El juez Mukasey tiene las cosas claras sobre las amenazas a las que hace frente nuestra nación. Es un juez duro pero justo. Sabe lo que cuesta pelear esta guerra eficazmente y sabe cómo hacerlo de una forma acorde con nuestras leyes y nuestra Constitución”, destacó el presidente Bush a su designado como una pieza vital en la guerra contra el terrorismo.
Con 66 años de edad y casi 20 como juez federal en Nueva York, Mukasey asumiría en un momento en el que el Departamento de Justicia no goza de la mejor imagen después de los escándalos bajo la dirección de su predecesor que incluyeron, entre otros, las escuchas telefónicas a ciudadanos sin el debido permiso judicial y el despido de ocho fiscales federales en 2006. Sin embargo, Mukasey ha demostrado, en efecto, carácter suficiente como para afrontar los casos más difíciles en relación con esa guerra. Fue el primero, quizá, en juzgar un caso conectado a las amenazas que hoy son más acuciantes para Estados Unidos. En 1993 presidió el juicio de Omar Abdel Rahman, conocido como el jeque ciego, que fue condenado a cadena perpetua por su papel en un complot para dinamitar varios túneles en Nueva York.
Más recientemente, en 2003, dio la razón al gobierno de Bush al decidir que José Padilla, uno de los acusados por el 11S, podía ser calificado como combatiente extranjero, pero le concedió el derecho a un abogado. Desde su nombramiento por el republicano Ronald Reagan, en 1987, hasta su retiro, en 2006, para trabajar en una importante firma de abogados, Mukasey se ganó fama de un hombre firme pero profesional. Trabajó con uno de los candidatos presidenciales republicanos, Rudolph Giuliani, cuando éste fue fiscal en Nueva York.
Hay que esperar a ver si estas credenciales son suficientes para que pase el proceso de ratificación en un Congreso de mayoría demócrata que ya ha advertido que bloquearía cualquier intento de Bush de nombrar de nuevo a uno de sus fieles, como fueron antes John Ashcroft y Alberto Gonzales.
Las primeras reacciones han sido de prudente satisfacción. “Aunque ciertamente es un conservador, el juez Mukasey parece un candidato que sabe poner la ley por encima de todo y mostrar independencia frente a la Casa Blanca”, declaró ayer el demócrata Charmes Schumer, miembro de la Comisión de Asuntos Judiciales del Senado. Otro importante miembro de esa comisión, Jospeh Biden, aunque dijo desconocer al aspirante, manifestó una buena impresión sobre el currículum de Mukasey.
Una buena disposición por parte de los demócratas puede evitar el conflicto entre el Congreso y la Casa Blanca, que sin duda se hubiera producido si Bush hubiera nombrado, como se había filtrado, a Ted Olson o Michel Chestoff. Pero los problemas pueden llegar del lado extremo de la derecha. Algunas organizaciones religiosas influyentes han encontrado ya algunos elementos sospechosos en pasadas sentencias de Mukasey sobre materias de moral.
* De El País de Madrid. Especial para Página/12.
(Versión para móviles / versión de escritorio)
© 2000-2022 www.pagina12.com.ar | República Argentina
Versión para móviles / versión de escritorio | RSS
Política de privacidad | Todos los Derechos Reservados
Sitio desarrollado con software libre GNU/Linux