EL MUNDO › DE REGRESO, BENAZIR BHUTTO
› Por Georgina Higueras *
Desde Islamabad
Tras ocho años de autoexilio, Benazir Bhutto, la primera mujer en dirigir un gobierno musulmán (1988-1990 y 1993-1996), anunció su vuelta a Pakistán. Bhutto, de 54 años, concedió a este periódico una entrevista por teléfono desde su casa de Dubai para explicar su decisión de luchar sobre el terreno por la democratización de su país y por el triunfo del Partido Popular de Pakistán (PPP) en las elecciones previstas para finales de año.
–¿Por qué ha decidido volver el 18 de octubre?
–Porque para entonces habrá terminado el mes de Ramadán.
–¿No tiene que ver con que no quiera estar presente durante las elecciones presidenciales que deben celebrarse entre el 15 de septiembre y 15 de octubre?
–No, es por respeto al mes del ayuno religioso.
–¿Y por qué Karachi?
–Mis seguidores me han pedido que entre por las más diversas partes de Pakistán –desde por las zonas tribales, hasta por Rawalpindi–, pero elegí Karachi porque simboliza la fundación del país.
–¿Por qué decidió negociar con el general Musharraf?
–Decidí negociar porque creo que la dictadura alimenta el extremismo y el terrorismo, mientras que la democracia reduce estos fenómenos al implicar a los ciudadanos. Pero desgraciadamente el partido que apoya a Musharraf (la Liga Musulmana de Pakistán-Q) está en contra de este acuerdo y lo sabotea porque piensa que perderá el poder y el control político si se alcanza un acuerdo con el PPP. En julio, Musharraf hizo una serie de promesas que no ha cumplido. Mantuvimos la última ronda de conversaciones el 4 de septiembre y quedó en que volveríamos a negociar, pero hasta ahora no lo ha hecho. La pelota está de su lado. Sé que para él es difícil elegir entre la democracia y la desaparición de su propio partido.
–¿Es consciente de que su pacto con el dictador le resta popularidad?
–Es cierto que Musharraf está en sus horas más bajas y que cualquiera que se relacione con él corre el peligro de contaminarse, pero confío en que los paquistaníes me creerán y me apoyarán. Estoy en contra de quien dice que el PPP ha sufrido un revés. Una reciente encuesta de la organización norteamericana Terror Free Tomorrow dice que Osama bin Laden es mucho más popular que Musharraf y yo mucho más popular que Bin Laden y que tengo el apoyo del 53 por ciento de los votantes. Además, otras encuestas también revelan que el PPP y yo somos muy populares porque hablamos de la economía y de lo que interesa al pueblo. El 60 por ciento de la población paquistaní vive con menos de un dólar al día. Ellos son los que me votan, no los ricos. Por ellos, me arriesgo a volver.
–Usted tiene cargos pendientes por corrupción. ¿Tiene miedo de que la detengan?
–Pakistán es una dictadura y todo puede pasar. Estoy preparada para lo que pueda suceder.
–¿Cómo piensa pacificar Pakistán?
–Dando al pueblo sus derechos. Esta misma semana ha sido asesinado otro abogado en Karachi, pero si se presta atención a los derechos de la gente se debilita al terrorismo. He tenido experiencias terroristas en mis gobiernos y no les gusto a los terroristas porque saben que vuelvo a luchar contra el terrorismo y el extremismo como en los noventa. Para salvar Pakistán se necesita democracia, que es romper la espina dorsal del terrorismo.
–El presidente Bush sostiene que Musharraf no ha luchado suficientemente contra Al Qaida.
–Es muy extraño que todos los grandes líderes de Al Qaida hayan sido detenidos en Pakistán. Como paquistaní me siento muy incómoda por todos esos terroristas que vienen a esconderse en mi país.
–¿Qué piensa de la inmediata deportación del ex primer ministro Nawaz Sharif al volver a Pakistán el lunes pasado?
–Es un reflejo del desarrollo político del país. Es cierto que fue sentenciado por corrupción y eligió exiliarse por 10 años a cambio de que le retiraran los cargos y que yo recibí una oferta similar para archivar los cargos contra mí y no la acepté. Pero, incluso si Sharif cometió un error, sigo pensando que como paquistaní tiene derecho a volver a su país, sobre todo cuando el Tribunal Supremo así lo ha dictaminado.
–¿Las elecciones sin Sharif pueden ser democráticas?
–Creo que las elecciones deben estar abiertas a todos los partidos políticos y personalidades. El caso de Sharif es difícil de valorar porque no sé la legitimidad de su acuerdo de exilio.
–Sharif la califica de traidora porque después de haber firmado el pacto por la restauración democrática está negociando con la dictadura...
–Yo no llamo traidor a Sharif por pactar con el régimen militar su exilio y no voy a entrar en el juego de desacreditar a otro político.
–¿Espera que se retiren cargos de corrupción contra usted?
–No lo creo porque no hemos llegado a ningún acuerdo.
–¿Cree que la reelección de Musharraf es ilegal?
–El PPP cree que bajo la actual legislación el presidente no puede concurrir a la reelección. Tiene dos opciones: modificar la ley atrayendo a su causa a un número suficiente de diputados o no presentarse. En las circunstancias de hoy no es legal.
–¿Hay riesgo de ley marcial?
–Creo que el partido fundado por Musharraf, que mantiene un claro apoyo a los talibanes y a Al Qaida y permite que los extremistas controlen las zonas tribales de Pakistán, no quiere la democracia. Temen mi retorno y el del PPP porque expulsaremos a los radicales, por eso quieren aplazar las elecciones e imponer el estado de emergencia o la ley marcial.
* De El País de Madrid. Especial para Página/12.
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