Si el viejo adagio xenófobo dice en nuestro país que todos los chinos son iguales, la versión regional francesa podría tener como protagonistas a los vascos. Las autoridades de la cárcel parisina de La Santé descubrieron, recién ayer, que hace unos días se fugó de allí Ismael Berasategui Escudero, miembro de la organización separatista vasca ETA. Berasategui está acusado por la Justicia española de pertenecer al comando itinerante etarra Behorburu y tiene un pedido internacional de captura. El director de la prisión, Alain Jego, explicó que Berasategui fue visitado por su hermano y que éste, parecido al detenido, lo reemplazó dentro de la cárcel, aprovechando “su parecido con Ismael”. Como si fuera poco, Jego explicó que se enteró de todo esto no por una investigación interna, sino porque el propio hermano de Ismael se lo explicó a los guardias.
“Lo que jugó en nuestra contra es el gran parecido entre ambos hermanos, que se llevan 18 meses y que aparentemente hicieron lo posible para acentuar el parecido. Hasta se parecen en la voz”, explicó Jego. Lo que no se puede explicar es cómo hicieron para evadir los sistemas de identificación de la prisión. Desde 1983, el locutorio donde se reciben visitas en La Santé tiene cabinas de tres o cuatro metros cuadrados, sin guardia ni dispositivo de separación entre el preso y el visitante. La vigilancia está garantizada en los pasillos y los detenidos son “marcados”, antes de la visita, con tinta invisible. ¿Cómo pudieron evitar las marcas? “Es muy posible que tuvieran con qué reproducir la marca y borrarla”, dijo el director de la cárcel a modo de hipótesis.
En un comunicado, el sindicato nacional de vigilantes Force Ouvrière, que convocó ayer una jornada de “prisión muerta” en La Santé para protestar por la multiplicación de agresiones contra los guardias, dijo que la fuga era “previsible”, sobre todo debido a la falta de personal en los centros penitenciarios.
El comando Behorburu (“cabeza de vasco”, en vasco), al que pertenecería Berasategui, está acusado de cometer cinco atentados con coche bomba, que no causaron muertos, en los aeropuertos de Málaga (sur) y de Madrid (en julio y agosto de 2001), en las estaciones balnearias mediterráneas de Gandía (marzo de 2001) y Salou (agosto de 2001), así como en Getxo (enero de 2001), en el País Vasco. Ismael Berasategui fue detenido el pasado 15 de mayo en el sureste de Francia y dos días más tarde, encausado y encarcelado en París por “asociación de malhechores en relación con una empresa terrorista, porte de armas y ocultación de robo”. Ahora su hermano también será inculpado con dos cargos: “ayuda a un detenido por sustraerse a la custodia a la que era sometido” y “asociación de malhechores en relación con una empresa terrorista”. O también: “viveza vasca”.