Después de una arrasadora victoria electoral, Rafael Correa aprovechó para hacer su primer cambio fuerte en el poderoso sector petrolero. A través de un decreto, el mandatario ecuatoriano cambió el régimen de regalías y estableció que el 99 por ciento de los excedentes que ganen las empresas irá a las arcas públicas. Según estimaciones oficiales, esto significaría unos 700 millones de dólares extra para el año próximo. El gobierno ya desestimó cualquier enfrentamiento con las compañías petroleras e informó que están negociando para asegurarse que todas sigan operando en el país.

Hasta esta semana, la fórmula vigente era una división de los excedentes del 50 y 50 entre el Estado y las empresas. Para el presidente ecuatoriano ese reparto era excesivo. “Jamás volveremos a permitir que se haga con este recurso no renovable, que pertenece a los ecuatorianos, lo que se ha hecho en el pasado”, aseguró al anunciar la medida. El mandatario insistió en que se trata de las utilidades extraordinarias que produce la venta del petróleo. En otras palabras, los contratos no se modifican para nada.

En Ecuador operan quince empresas petroleras internacionales, entre ellas Repsol, Andes, Perenco y Petrobras. Ninguna de ella comentó sobre la decisión de Correa todavía. Sin embargo, el representante de las petroleras privadas en el país, Fernando Santos, destacó que la medida excede el límite del 60 por ciento establecido para cualquier tipo de impuestos en la legislación internacional. En tanto, el ministro de Petróleo, Galo Chiriboga, intentaba evitar una nueva polémica. “Las empresas petroleras no se van a ir porque se negociará con ellas para que se queden”, aseguró.