EL MUNDO › A PESAR DE LAS PRESIONES DE PEKIN PARA QUE SE CANCELE LA VISITA
Bush y el Congreso de EE.UU. rinden homenaje al Dalai Lama, aunque China advierte que la visita del líder tibetano perjudicará las relaciones bilaterales. Le darán la Medalla de Oro.
› Por Yolanda Monge *
desde Washington
Un presidente estadounidense en el ejercicio de su cargo aparecerá hoy, por primera vez, en un acto público junto al Dalai Lama. Lo hará en el Capitolio de Estados Unidos, donde se le impondrá la más alta distinción que este país otorga a un civil: la Medalla de Oro del Congreso. George Bush obviará así la sensibilidad china, que considera al líder espiritual tibetano como un separatista. Pekín advertía ayer, una vez más, que esta visita perjudicará gravemente las relaciones bilaterales.
China “se opone con firmeza” a cualquiera que utilice al Dalai Lama para “interferir en sus asuntos internos”, dijo el portavoz de Asuntos Exteriores chino, Liu Jianchao. Desde la Casa Blanca se defendía ayer con vigor el plan del presidente de reunirse con el Premio Nobel de la Paz 1989. “Entendemos la preocupación china”, declaraba el portavoz presidencial Tony Fra-tto, quien a renglón seguido informaba que Bush siempre acude a las ceremonias de condecoraciones del Congreso. En aquel momento, Bush recibía en la Casa Blanca al decimocuarto Dalai Lama. Lo hizo, como en las tres ocasiones anteriores (2001, 2003 y 2005) desde que es presidente en la residencia, lejos de las cámaras y no en el Despacho Oval, para no contribuir –más– a la exasperación del gobierno chino. Hoy será distinto.
“Es un encuentro con un líder espiritual. No es una reunión con un jefe de Estado”, intentaba bajarle el tono Fratto. Pero la concesión de la Medalla de Oro del Congreso es un balde de agua fría para las siempre delicadas relaciones entre China y Estados Unidos. Este galardón recompensa “las numerosas, duraderas y notables contribuciones” del Dalai Lama “a la paz, la no violencia, los derechos humanos y la concordia religiosa”. El nombre del líder de seis millones de tibetanos cuya religión y cultura han sido cercenadas por el gobierno comunista chino y que rige la vida de más de cien mil refugiados tibetanos en India y Nepal se situará en el Panteón del Congreso junto al de George Washington, Martin Luther King, Rosa Parks, el papa Juan Pablo II y Nelson Mandela –entre otros de un total de 150–.
A sus 72 años, el Dalai Lama ha vivido más de 48 en el exilio y se ha convertido en un símbolo de paz y tolerancia, incluso un icono de la cultura pop, con celebridades como el actor Richard Gere apoyando su causa. Nacido Lhamo Dhondup en una aldea tibetana, fue rebautizado Tenzin Gyatso a la edad de dos años. Fue entonces cuando los líderes budistas lo reconocieron como la catorce encarnación del Dalai Lama. Era un adolescente cuando China invadió el Tíbet en 1950 y contaba 20 años cuando se entrevistó con el líder chino Mao Zedong, en una reunión que finalizó con la etiqueta de fracaso. En 1959, el Dalai Lama huía de Tíbet tras un levantamiento fallido contra el dominio chino e instauraba su gobierno en el exilio en Dharamsala, India. Ayer, en la puerta de su hotel, tras reunirse con Bush, el líder tibetiano se mostró contento. “Nos conocemos y hemos desarrollado, creo, una amistad muy estrecha, algo como el encuentro familiar”, señaló.
Se espera que Bush diga hoy unas palabras en el Congreso. Definirá al Dalai Lama como “un gran líder espiritual” que “lucha por la libertad y la democracia”. Washington ha dejado ver en ocasiones que no le gusta el estado de las libertades ni de los derechos humanos en China. También le preocupan sus relaciones comerciales y observa con cuidada atención el crecimiento de la potencia económica y militar de China. A su vez, Estados Unidos depende para más de un asunto de su socio chino en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, como la desnuclearización de Corea del Norte o la crisis nuclear iraní. Pekín teme hoy más que nunca una posición extrema de la Casa Blanca, con los Juegos Olímpicos de 2008 a menos de un año. Aunque el fantasma de un veto parece despejado, Bush ha asegurado que estará presente.
Según el Departamento de Estado, los esfuerzos de Bush por calmar a su homólogo chino no han dado todos los frutos esperados. Este pasado lunes, Beijing se ausentó de una reunión de los representantes permanentes del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas en Berlín, en la que se iban a discutir nuevas sanciones por los planes nucleares de Irán. El portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores chino no se esforzó mucho por ocultar el enfado y atribuyó la ausencia de su representante a “razones técnicas”. La crisis diplomática desatada a finales de septiembre entre Pekín y Berlín, por un encuentro entre el Dalai Lama y la canciller alemana, Angela Merkel, recuerda hasta qué punto China es sensible respecto de esta cuestión.
* De El País de Madrid. Especial para Página/12.
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