EL MUNDO › EL FILM “TROPA DE ELITE” BATE RECORDS EN BRASIL
› Por Juan Arias *
desde Río de Janeiro
Gisela reconoce perfectamente la sensación que en buena parte de los brasileños está causando la película Tropa de elite, un boom cinematográfico que está destrozando records de audiencia y debate nacional. “Mi hijo, cuando ve llegar las tanquetas de la tropa de elite, tiembla de los pies a la cabeza”, dice esta taxista, que junto a su marido y sus tres hijos vive en una de las favelas más violentas de Río de Janeiro.
El filme Tropa de elite, dirigido por José Padilha, retrata con crudeza la violencia de las favelas, tanto la que ejercen narcotraficantes como la policía. Se ha convertido en un fenómeno social que ha desencadenado una fuerte polémica pública. Las colas para ver la película son kilométricas frente a los cines. Veinte millones de personas dicen haberla visto o que la verán, y otros 12 millones la han pirateado. La popular revista Veja, que le ha dedicado un reportaje de 17 páginas, dice que “se trata de una obra de ficción que explica con una fidelidad jamás vista cómo la criminalidad ha degradado Brasil”.
Lo que muestra Tropa de elite es cómo opera el cuerpo especial de la policía brasileña para combatir el narcotráfico, el Batallón de Operaciones de la Policía Estatal, conocido como BOPE. Recrea la verdadera historia de la Operación Santidad, llevada a cabo por este cuerpo en una favela próxima al arzobispado de Río en los días previos a la visita del papa Juan Pablo II en 1997. En la operación, que duró cuatro meses, murieron más de 30 personas y varias decenas fueron detenidas. El libro escrito por un ex agente de la BOPE que participó en esa operación, Rodrigo Pimentel, fue lo que inspiró la película.
El largometraje no deja indiferente a nadie. Hay quienes lo aplauden de pie y quienes aborrecen las crudas escenas de tortura, pero nadie se queda impasible. Además, supone una bofetada contra la clase media que consume drogas. Dice sin medias tintas que cada mazo de marihuana o cada gramo de cocaína que se compran contribuye a que afloren más narcotraficantes, más violencia y más muerte.
La policía aparece como es, corrupta y a veces hasta asociada con los narcos, a quienes vende de todo, incluso armas. Pero también se la muestra imprescindible para luchar contra el narcotráfico. Los narcos aparecen sin romanticismos, terriblemente violentos y dispuestos a sembrar el terror y la muerte para mantener el control del mercado. En el sondeo de Veja, el 79 por ciento de la población considera que el film retrata a la policía como es y un 72 por ciento piensa que los narcos son tratados en el film con la crueldad que se merecen.
La BOPE, que nació como un cuerpo incorruptible de 160 policías tiene hoy más de 400 efectivos y su integridad está más que cuestionada. En lo único en que coinciden muchos brasileños es en la brutalidad del cuerpo. Esta semana un nuevo operativo en una favela dejó una víctima civil. Un niño de cuatro años murió cuando alrededor de 500 policías ingresaron con tanques y un armamento digno de Irak a Coreia, una de las principales barriadas del oeste de Río.
La cúpula policial y el gobernador Sergio Cabral justificaron el nivel de violencia, anunciando que la ofensiva había sido un éxito. Hubo doce presuntos delincuentes detenidos y confiscaron decenas de pistolas, una ametralladora, cuatro granadas, varios kilos de cocaína y marihuana y algunos autos y motos robadas. Sin embargo, ninguna explicación pudo aplacar las críticas que surgieron después de que la televisión mostrara cómo fue el operativo. No muy distinto a lo que millones de brasileños están pagando para ir a ver al cine.
* De El País de Madrid. Especial para Página/12.
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