EL MUNDO › DIJO QUE SEGUIRA ADELANTE CON SUS REFORMAS
› Por J. M. Marti Font *
desde París
La huelga masiva de transporte no consiguió sensibilizar a Nicolas Sarkozy. El presidente francés dijo ayer que su gobierno seguirá adelante con la reforma de los regímenes especiales de pensiones, aunque ofreció dialogar con los sindicatos para que nadie resulte “humillado” por este proceso. En realidad, el mandatario se está refiriendo a los dos sindicatos que quedaron solos con sus demandas ayer, después de que su gobierno lograra llegar a un acuerdo con los otros seis gremios, rompiendo así la unidad sindical que le dio tanta fuerza al paro.
Francia se recuperaba ayer poco a poco de la huelga de los transportes públicos contra la reforma de los regímenes especiales de pensiones. A diferencia de la jornada del jueves, que transcurrió sin excesivos problemas gracias a las precauciones tomadas por los ciudadanos, la de ayer fue caótica, especialmente en la región de París, en cuyos accesos hubo colas de tráfico de hasta 200 kilómetros. Los problemas persistían anoche. A los atascos de toda la jornada se les añadían los provocados por quienes salían de fin de semana. La circulación de los trenes se estaba normalizando, pero los transportes urbanos anunciaban un día más de paro.
La división que el gobierno francés ha conseguido crear en el frente sindical era evidente en lo aleatorio de los paros en el metro o en los trenes de cercanías, lo que creó enorme confusión entre los viajeros. En cualquier caso, hasta que el lunes no se reúnan las direcciones de todas las centrales la situación seguirá siendo impredecible. La noche del jueves, los representantes de los ferrocarriles públicos (SNCF) consiguieron pactar con la Fgaac, un sindicato sectorial que representa a más de un tercio de los conductores de trenes, una serie de beneficios como el de permitirles jubilarse a los 55 años, rompiendo así el frente que pretendía mantener la huelga, que ha quedado reducido a dos de los ocho sindicatos –Fuerza Obrera y Sud Rail– que convocaron la huelga. El pacto ha creado un profundo malestar en la Confederación General del Trabajo (CGT), el principal sindicato de Francia. El gremio intentó denunciar estas conversaciones “entre bastidores”, pero ya era demasiado tarde.
Con el argumento de la equidad social y el mal estado de las finanzas estatales, Sarkozy inició medidas tendientes a extender de 37,5 a 40 años la duración del período durante el cual un trabajador debe realizar aportes para obtener una jubilación. Ayer Sarkozy reiteró que seguirá adelante con ese plan. “Siempre he dicho que teníamos prioridades sobre las que no podíamos ceder pero que había materia para negociar. La firmeza es también saber escuchar a los otros”, afirmó ayer el mandatario galo.
Sarkozy minimizó la gigantesca huelga que paralizó el transporte público en toda Francia y dijo que “no fue tan mala” para su gobierno, ya que ningún periodista le preguntó sobre el tema durante los 40 minutos que duró su rueda de prensa posterior a la cumbre de Lisboa. En tanto, un sondeo de OpinionWay, publicado por ayer por el diario francés Le Figaro, revela que el 67 por ciento de los franceses son partidarios de que el gobierno no ceda ante las presiones de los sindicatos y culmine la reforma del sistema previsional.
* De El País de Madrid. Especial para Página/12.
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