EL MUNDO › HABLA EL SOCIOLOGO DENIS MERKLEN, DE LA UNIVERSIDAD DE PARIS
“No es el liberalismo argentino de los ’90, pero es de derecha y muy agresivo para las clases populares.” Con esas palabras el sociólogo Denis Merklen definió al actual gobierno de Francia, donde reside desde hace varios años. Al día siguiente de dar una conferencia organizada por la Carrera de Sociología de la UBA, titulada “Si Sarko pasa, les quemamos la biblioteca”, el investigador de las piras en los suburbios franceses dejó a un lado su pila de valijas para contarle a Página/12 por qué las reformas del presidente de Francia, Nicolas Sarkozy, despiertan la rebeldía en sectores del movimiento obrero y la juventud. Minutos antes de partir a Caracas, el estudioso nacido en Uruguay y formado en la UBA depositó su esperanza en la izquierda francesa, aunque sin escatimar críticas, en momentos en que las huelgas paralizan París.
–¿Cómo describirías al gobierno de Sarkozy?
–Es de corte liberal muy marcado. El conjunto de sus reformas tiene esa inspiración: la modificación de las jubilaciones, la reforma fiscal, la reducción de empleados estatales y la autonomía universitaria. En realidad las pensiones ya fueron reformadas varias veces en el sector privado y público, pero ahora quieren modificar también el régimen especial de los maquinistas de trenes y otros transportistas, que se jubilan a los 55 años, a diferencia del resto de los trabajadores. Gracias a una huelga importante que dieron en 1995, el gobierno francés perdió la pulseada y las elecciones después.
–¿Existe alguna relación entre las reformas francesas y las políticas que vivimos en Argentina durante la década del ’90?
–No es el liberalismo argentino de los ’90, pero es de derecha y muy agresivo. Es muy peligroso para las clases populares, pero no va a privatizar las jubilaciones como sucedió en Argentina. La estructura económica y social de Francia es diferente. Menem aplicó reformas luego de la hiperinflación y la catástrofe del proyecto anterior. Si bien en Francia hay una parte importante de la población que pide reformas aceleradas, no hubo un colapso económico previo. Las reformas de Sarkozy son infinitamente menos liberales que las aplicadas en Argentina. En Francia hay un sistema de protección social que se ha extendido en los últimos años, brinda seguro de desempleo y recientemente se creó la cobertura legal por enfermedad incluso para ciudadanos ilegales.
–¿Cuál es la respuesta social a los ajustes?
–Hoy hay una triple huelga de movimientos sociales diferentes. En primer lugar, los sindicatos de transporte quieren conservar los beneficios jubilatorios. Si en 1995 pararon un mes y con un consenso importante, ahora el gobierno apuesta a que la población no los apoye. A su vez, la semana pasada se sumó la huelga de trabajadores estatales por aumento salarial, en un país donde son muy importantes los servicios públicos del Estado. Por último, los estudiantes pararon para resistir el proyecto oficial porque perciben que buscaría crear universidades de primera y de segunda clase en función del financiamiento privado que obtengan.
–¿Y cuál es la situación en los barrios pobres después de la quema masiva de autos en el 2005? ¿Hay algún vínculo entre este fenómeno y las huelgas?
–La situación es tranquila pero el conflicto sigue vivo. Este año hubo una protesta en las elecciones cuando Sarkozy ganó la segunda vuelta. Jóvenes quemaron autos y hubo ataques contra instituciones públicas que fueron apedreadas. Si bien fue mayor a lo que figuró en la prensa, no tuvo la amplitud de la quema del 2005. Si la comparamos con las huelgas actuales, son fenómenos distintos y aparecen como problemas desconectados. No son los mismos sujetos los que se movilizan. La juventud de los barrios, donde hay un fuerte desempleo y precariedad, percibe a los maquinistas como privilegiados.
–Todo indica que la conflictividad social va a crecer...
–Es muy difícil saberlo. En realidad los sindicatos dijeron que aceptan la reforma, lo que quieren es negociar el modo de implementarla. Todo da a entender que el gobierno se va a mover en un clima de conflicto social, pero depende de cómo se resuelvan estas protestas. La resistencia en los barrios se va a endurecer sin duda porque el gobierno va a ser muy agresivo y ya lo hizo cuando Sarkozy fue ministro de Interior.
Entrevista: Juan Manuel Barca.
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