El deportista había sido detenido por protestar contra el estado de sitio. Todavía quedan más de 400 estudiantes y 200 abogados presos por resistir las medidas de emergencia.
Un total de 5757 personas fueron detenidas desde que el presidente paquistaní, Pervez Musharraf, instauró las medidas de emergencia el 3 de noviembre, dijo Sarwar Hayat, asistente del ministro interino de Justicia, Afzal Haider. De todas ellas, 5134 han recuperado su libertad, y de las 623 restantes, 202 son abogados y 431 son estudiantes o gente muy vinculada a la política. “Se está estudiando su liberación y se espera que queden en libertad en los próximos días”, agregó Haider.
El líder opositor y ex estrella de cricket Imran Khan fue liberado ayer de una cárcel paquistaní, dos días después de haber iniciado una huelga de hambre “hasta la muerte” para protestar por el estado de excepción que rige en el país. Khan fue detenido la semana pasada cuando asistía en Lahore a una protesta estudiantil contra las medidas de emergencia impuestas por Musharraf. El lunes se declaró en huelga de hambre en la cárcel de la ciudad de Dera Ghazi, en la provincia de Punjab. “Es muy firme y muy fuerte, pero los médicos nos advirtieron que si no bebía algo de líquido sus riñones se verían afectados”, dijo Jawaid Iqbal, la secretaria de información del partido Tehrik-i-Insaf (Movimiento por la Justicia).
Khan viajará hoy a Lahore, donde continuará su campaña contra el estado de excepción y contra el gobierno de Musharraf. La ex estrella deportiva lucha por la restauración de la Constitución y de los jueces de la Suprema Corte. El deportista fue uno de los miles de activistas políticos que fueron detenidos tras el decreto del estado de excepción. El gobierno considera que su liberación ayudará a normalizar la situación. El partido Tehrik-i-Insaf cuenta con un apoyo limitado en Paquistán.
La organización humanitaria Amnistía Internacional denunció ayer que los periodistas paquistaníes corren el riesgo de ser detenidos y sufrir maltratos e intimidaciones tras la represión el lunes, por parte de la policía de Karachi, de una marcha contra la censura de prensa. El presidente, general Pervez Musharraf, “está echando humo en los ojos a su propio pueblo y a la comunidad internacional”, declaró la secretaria general de Amnistía, Irene Khan, en Roma. Khan dijo que “aquellos que intentan defender la libertad de expresión en Pakistán seguirán siendo uno de los blancos preferidos mientras no sean retiradas las leyes draconianas sobre los medios de información, endurecidas por el estado de emergencia”. Las protestas contra el nuevo orden impuesto por Musharraf continuaron ayer y fueron protagonizadas principalmente por periodistas que critican las restricciones a los trabajadores de medios y los abusos por parte de las fuerzas de seguridad. Ayer fueron detenidos una veintena de periodistas cuando protestaban en la ciudad de Quetta, en el sudoeste de Pakistán, tras el arresto ayer en Karachi de cien reporteros, que fueron liberados posteriormente sin cargos. Los detenidos se habían movilizado para protestar por el trato que recibieron ayer sus colegas de Karachi, pero fueron detenidos tras mantener un duro enfrentamiento con la policía. La Corte Suprema tiene previsto fallar hoy sobre el último obstáculo legal a la continuidad de Musharraf en el poder, y se espera que rechace un recurso de la oposición y convalide el triunfo del general en los comicios presidenciales del mes pasado. El fiscal general Malik Mohammed Qayyum dijo que Musharraf podría dejar su uniforme militar y jurar el cargo para un nuevo mandato de cinco años “el sábado o domingo” próximos.
Washington espera que de los comicios surja un gobierno moderado que combata el creciente islamismo radical, tal como lo hizo hasta ahora Musharraf en el marco de su alineamiento con Washington en su “guerra al terrorismo”. Los principales líderes de la oposición, los ex primeros ministros Benazir Bhutto y Nawaz Sharif, iniciaron contactos para formar una alianza que desplace a Musharraf del poder.
El general Musharraf, quien llegó al poder con un golpe de Estado en 1999, enfrenta una gran presión desde que suspendió la Constitución y decretó el estado de sitio, el 3 de noviembre, e inició una campaña de represión de sus opositores. Después de purgar la Corte Suprema de jueces disidentes, Musharraf comenzó esta semana a dar marcha atrás con algunas de las medidas más duras que había tomado bajo el estado de sitio.
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