EL MUNDO › LA DELEGACION PALESTINA REBAJA SUS EXIGENCIAS
› Por Juan Miguel Muñoz *
Desde Beirut
La benevolencia del presidente palestino, Mahmud Abbas, no ha sido correspondida por el primer ministro israelí, Ehud Olmert. Un documento fechado el 17 de noviembre y obtenido por el diario Haaretz revela que la delegación palestina ha rebajado el listón de sus exigencias hasta límites que llevaron a algunos de sus miembros a afirmar que sería preferible no acudir a la conferencia que se celebrará en EE.UU. el martes. Viajarán, pero sólo para eludir un estigma, el de ser culpados de rechazar la negociación.
Las notorias cesiones de Abbas se reflejan en un documento en el que aparece con tachones y añadidos el intercambio de propuestas. La Organización para la Liberación de Palestina (OLP) olvida demandas irrenunciables de antaño: no exige taxativamente que se detenga la construcción en los asentamientos judíos en Cisjordania; obvia referencias al muro ilegal que separa este territorio de Israel; omite alusiones a los controles militares y a los 560 obstáculos a la circulación, y nada dice de la apertura de los pasos fronterizos de Gaza, cercada desde junio.
Las decenas de reuniones entre Abbas y Olmert y las de sus equipos de asesores han servido sólo para constatar que las diferencias son abismales, incluso más profundas que en 2000, año en que se frustró el último proceso. A cuatro días de la reunión de Annapolis, crece el pesimismo.
El inmovilismo de Israel se aprecia cuando la delegación palestina exige una fecha límite para alcanzar el pacto y su contraparte apunta en el documento: “No hay acuerdo sobre un calendario”. Si los políticos palestinos aluden a la resolución 194 de la Asamblea de la ONU, que establece el derecho al retorno de los refugiados, sus interlocutores proponen que Israel “será el hogar nacional del pueblo judío y Palestina (el futuro Estado en Cisjordania y Gaza) el hogar nacional de los palestinos”. La OLP rechaza esta propuesta –equivalente a la renuncia sin más al citado derecho– porque supondría para Abbas cavar su propia tumba.
Se repite el patrón de la fallida Hoja de Ruta. La Autoridad Palestina debe lograr resultados concretos pero las obligaciones de Israel se limitan a un catálogo de buenas intenciones. Así, los asesores hebreos supeditan la aplicación de los acuerdos “al fin de la incitación, del extremismo, del terrorismo y de la violencia”, aunque sólo se comprometen a “realizar todos los esfuerzos para mejorar la vida cotidiana de la población palestina condicionados a la total implementación del tratado”. La OLP se niega a que el término “terrorismo” aparezca en el documento. Como se opone a condicionar los avances a la “liberación del soldado Gilad Shalit”, capturado cerca de Gaza en junio de 2006, entre otros motivos porque el militar permanece cautivo en manos de Hamas, y Abbas tiene las manos atadas. Queda todo por hacer.
* De El País de Madrid. Especial para Página/12.
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