ETA habría vuelto a matar. Tres presuntos miembros de la organización independentista vasca asesinaron ayer por la mañana a un guardia civil español e hirieron de gravedad a otro en un café en Capbreton, en el sudoeste de Francia, a sólo 20 kilómetros del País Vasco francés y 50 de la frontera española. Según los gobiernos de París y Madrid, los supuestos etarras se habrían encontrado por azar con los agentes, que participaban en una de las habituales misiones de cooperación entre las fuerzas de seguridad de los dos países. Aunque ETA no se adjudicó el incidente, el Palacio de la Moncloa no dudó en señalarla. El oficialismo, la oposición y varias organizaciones civiles ya convocaron a marchar en repudio la semana que viene.

Anoche la policía francesa seguía buscando a los presuntos etarras. Según informaron los ministros del Interior francés y español, se trataría de dos hombres y una mujer. Los tres habrían estado tomando un café cuando vieron que dos guardias civiles españoles se sentaban en una mesa, a apenas unos metros. No se sabe si los oficiales los reconocieron o si ellos se pusieron nerviosos. Lo único que declararon los testigos es que cuando los agentes salían del lugar, los supuestos etarras los siguieron y comenzó un tiroteo. Según París y Madrid, los dos guardias estaban desarmados. Raúl Centeno, de 24 años, murió al instante. Su compañero Fernando Trapero, de 23 años, seguía anoche en estado crítico en el hospital. Según la prensa española, es el primer guardia civil asesinado en Francia desde 1977, época en que la organización vasca vivía su apogeo. Después del tiroteo, los tres supuestos etarras huyeron en un auto. Apenas tres horas después, pararon en la vecina localidad de Mont Marsan y dejaron el auto, en el que más tarde se encontraron restos de clorato, una sustancia utilizada para producir explosivos. Después de deshacerse del coche, robaron otro y secuestraron a la dueña y su hijo, quienes ya fueron liberados. El gobierno del premier François Fillon prometió que continuará con el operativo de búsqueda hasta encontrar a los responsables.

Ante las críticas que surgieron al unísono de todos los sectores políticos, Batasuna, el ilegalizado brazo político de ETA, emitió un comunicado en el que recordaba que todavía no se sabía si los agresores habían sido miembros de la organización terrorista. “Falta de confirmación de la autoría del atentado ocurrido hoy (por el sábado) en Capbreton. De todas formas, este hecho pone sobre la mesa la necesidad de abordar con urgencia un escenario democrático, un escenario de superación del conflicto,” aseguró el partido de la izquierda ‘abertzale’ (independentista). Desde la ruptura del proceso de paz –con el atentado en el aeropuerto de Barajas que dejó dos muertos y una veintena de heridos–, Batasuna ha hecho llamado vagos a una reactivación del diálogo, aunque nunca hizo una oferta clara.

Por su parte, el gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero ratificó su nueva postura hacia la organización vasca. “Tantos atentados sólo llevan el dolor de sus víctimas y la inevitable derrota de quienes los cometen”, declaró el presidente. “Seguiremos persiguiendo a los terroristas y a todos aquellos que los sostienen con todos los instrumentos del Estado de derecho,” agregó. Respirando ya el clima electoral, el líder del opositor Partido Popular (PP) y candidato presidencial, Mariano Rajoy, también se apuró a repudiar la muerte del guardia. “El PP estará siempre con la Guardia Civil, con sus miembros y con sus familias,” afirmó.

Mientras tanto, el Parlamento mostró un consenso hasta ahora desconocido. Los principales partidos políticos españoles y las grandes organizaciones patronales y sindicales se reunieron en la Cámara de Diputados para convocar una manifestación de protesta el martes en Madrid. “Al terrorismo sólo se le puede combatir y derrotar con la unidad de los demócratas y con la fuerza del estado de derecho”, sostuvieron en un comunicado conjunto.