La primera partida de combustible nuclear ruso está ya en Bushehr. Si alguien aún tenía dudas de que Rusia terminaría de construir la central nuclear en el sur de Irán, se han disipado. El envío del combustible significa que en un plazo de seis meses la planta entrará en funcionamiento, para mayor preocupación de EE.UU., que había pedido a Moscú en varias ocasiones suspender la construcción en Bushehr.

La actual administración norteamericana no cree que el programa nuclear iraní sea sólo pacífico y sospecha que el objetivo final del régimen de los ayatolás es fabricar armas atómicas. No obstante, el presidente George W. Bush manifestó ayer su apoyo al envío ruso, ya que de este modo “los iraníes no necesitan aprender cómo enriquecer uranio”. Atomstroiexport, la compañía rusa que construye centrales nucleares en el extranjero, anunció ayer que el domingo había enviado a Irán las primeras barras con combustible. Antes de llevarlas a Bushehr, fueron selladas en Rusia por los inspectores del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) y guardados en un depósito especial bajo control de esta entidad. Para la primera carga del reactor nuclear de 1000 megavatios de potencia Rusia enviará en total 163 barras de combustible principales y 17 de reserva. El combustible es uranio-235 con un enriquecimiento de 3,62 por ciento. Para construir bombas atómicas se necesita llegar a un enriquecimiento superior al 80%. Además, los expertos rusos opinan que, independientemente del control que ejerce la OIEA sobre el combustible ruso enviado a Bushehr, los iraníes no deben estar interesados en esas barras, ya que ellos mismos pueden ya enriquecer el uranio hasta esos porcentajes.

* De El País de Madrid. Especial para Página/12.