Vie 28.12.2007

EL MUNDO

“Estamos ante una paz caliente en un mundo que tiende a ser multipolar”

Vladimir Davydov es un reconocido académico ruso. Afirma que EE.UU. rompió el equilibrio al salirse del acuerdo antimisiles.

Nació en la Segunda Guerra Mundial y vivió el stalinismo. Ya adulto, el economista Vladimir Davydov llegó a la reconocida Academia de Ciencias en Rusia y asesoró al Parlamento en asuntos internacionales, tras participar en los ’90 del consejo empresarial adjunto al presidente. Como un psicoanalista del globo, el estudioso diagnostica que el desarrollo ruso, la emergencia de nuevas potencias y el fracaso de Estados Unidos en Irak son síntomas del nuevo orden mundial. “Washington reacciona como un elefante en una tienda de porcelana”, dijo en entrevista con Página/12 Davydov, quien ha estado en Argentina diecisiete veces. Aunque la deuda social es un déficit de la gestión de Vladimir Putin, el investigador cree que el actual presidente salvó a Rusia. “El reestableció el Estado y la economía”, señaló.

–¿Estamos ante una nueva Guerra Fría?

–Yo hablaría de una paz caliente. Hay un proceso de recomposición de fuerzas dominantes en el mundo y Rusia participa gracias a que Putin reestableció el Estado y la economía. Ahora el país es una gran potencia, un lugar que le corresponde histórica y geopolíticamente. Pero no se trata sólo de Rusia. China, India y Brasil son gigantes emergentes que también van a ser líderes del siglo XXI, mientras que Estados Unidos pierde hegemonía. El mundo está en un movimiento hacia una multipolaridad, pero en el Occidente no son capaces de adaptarse, lo que provoca muchos conflictos. Al fin de cuentas van a acostumbrarse con Rusia como lo hicieron con China.

–¿Qué sucede entonces con los viejos acuerdos de seguridad?

–Hubo varios acuerdos de seguridad internacional, pero fueron preparados para la Guerra Fría. Ahora el mundo cambió. Washington comenzó una política unilateral hace unos años cuando salió del acuerdo antimisiles con Rusia y rompió el equilibrio. En cuanto al acuerdo de limitación de armas convencionales en Europa, Rusia lo ratificó pero la OTAN no. Mi país esperó mucho hasta que lo suspendió. No quiere decir que hay una carrera armamentista como en los ’70 y ’80. Después de los ’90, Rusia perdió casi la mitad de su PBI, por lo que tenía que reestablecer no sólo la economía, sino su ejército. Hoy nos sentimos más seguros.

–¿Rusia tiene aliados estratégicos?

–Hay una colaboración estratégica con China. Ese país, Rusia y otras naciones asiáticas crearon la organización de Shanghai para llenar el vacío de seguridad internacional en Asia central. Antes de la invasión a Afganistán, el régimen talibán era un peligro. Ahora Shanghai va más allá de la seguridad apostando a la inversión energética, mientras India participa como observador. Por otro lado, el grupo IBSA es una búsqueda similar entre Brasil, India y Africa del Sur. Otro síntoma de un nuevo orden internacional que va a dominar el siglo XXI.

–En cuanto a la guerra de Irak, ¿por qué se abstuvo Putin?

–Hussein no era un regalo para nadie, pero mi país tenía relaciones económicas desde hace mucho tiempo con Irak. Pero cuando Estados Unidos invade, Hussein no tenía armas nucleares. El petróleo fue el gran motivo. Putin dijo que era un error estratégico para la Casa Blanca que no logró el resultado buscado, sino lo contrario: aumentó el terrorismo.

–Rusia no hizo mucho para evitar la ocupación...

–No objetó frontalmente nada. Después del 11 de septiembre del 2001 participó en Afganistán. Luego Washington se convierte en víctima y reacciona como un elefante en una tienda de porcelana. Putin ayuda logísticamente, pero no manda a sus soldados, porque existe un complejo similar al de los norteamericanos. La intervención rusa en Afganistán en el ’78 fue un Vietnam para la URSS.

–En sus escritos, el actual presidente ruso parece un salvador...

–Tiene el mérito de haber sacado al país del caos. Ahora Rusia tiene poder tecnológico y financia grandes proyectos, como el gasoducto en el mar Báltico y en el mar Negro. Eso no quiere decir que el gobierno es ideal. No prestó atención adecuada a la ciencia, a la pobreza y la salud, pero el balance es positivo.

Entrevista: Juan Manuel Barca.

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