Dom 30.12.2007

EL MUNDO  › CAOS, VIOLENCIA Y PARALISIS TRAS EL ASESINATO DE BHUTTO

Pakistán parece tierra de nadie

Las ciudades parecen pueblos fantasma tomados por manifestantes y se suceden las protestas y los enfrentamientos con la policía. El gobierno puso en duda la realización de las elecciones y hoy se conocería el testamento político de la líder asesinada.

Pakistán está paralizado y sumido en la incertidumbre. Tres días después del asesinato de la ex primera ministra Benazir Bhutto, las principales ciudades del país parecían pueblos fantasma y los únicos grupos de personas que se veían esporádicamente en las calles eran manifestantes. La protesta más grande fue en Lahore y convocó a unos 10 mil paquistaníes. En la sureña Karachi, en tanto, la violencia continuaba. Nuevamente cientos de seguidores de Bhutto chocaron con la policía y esta vez el saldo fueron cinco muertos y decenas de heridos. Desde la capital, Islamabad, el presidente Pervez Musharraf pidió firmeza a las fuerzas de seguridad para “restaurar el orden” y reconoció que está considerando suspender las elecciones del 8 de enero. La decisión dependerá del testamento político de Bhutto, que leerá hoy su familia.

Un adelanto del testamento podría ser el mail de Bhutto que difundió ayer el periodista de la cadena estadounidense CNN Wolf Blitzer. Según explicó el vocero de la ex premier en Washington, Mark Siegel, ocho días después de regresar de su autoexilio, la dirigente paquistaní envió un correo electrónico a Blitzer para ser publicado después de su muerte. “Yo responsabilizaría a Musharraf”, escribió la ex primera ministra. Según explicaba, el gobierno la había hecho sentir “insegura” desde el principio. Lo llamativo es que el mail está fechado mucho antes de la imposición del estado de emergencia, momento en el cual Bhutto termina de romper públicamente con Musharraf.

Desde su fuerza política, el Partido Popular de Pakistán (PPP), no quisieron comentar el mail, aunque sí volvieron a atacar al informe forense del gobierno. Los seguidores de Bhutto acusaron a Musharraf de mentir sobre la muerte de la ex premier e incluso hubo quienes dijeron que el mandatario era responsable por no haber garantizado se seguridad. La respuesta del palacio presidencial no tardó en llegar. El ministro del Interior, Javed Iqbal Cheema, le ofreció a la cúpula del PPP exhumar el cuerpo de Bhutto para realizar una nueva autopsia.

El gobierno también reconoció que las elecciones de enero próximo no están tan aseguradas como habían dicho hace menos de 24 horas. La Comisión Electoral, que se supone que tiene la última palabra en estos temas, anunció que mañana tendrá una reunión de emergencia para determinar si existen las condiciones básicas para realizar los comicios. Pero a pesar de la cautela que mostró en sus declaraciones, la comisión ya ordenó el repliegue de los observadores electorales extranjeros que habían viajado al interior del país para comenzar con los preparativos. En la misma sintonía, el secretario general de la PML-Q, el partido aliado de Musharraf, propuso aplazar los comicios 40 días, hasta que termine el mes sagrado del Ramadan. Sin embargo, casualmente ese plazo coincide con los 40 días de luto que había pedido el PPP.

Lo cierto es que ninguna propuesta parece sólida hasta ahora. Todas carecen de un dato fundamental: la posición del PPP de Bhutto. La cúpula del partido de la ex premier se reunirá mañana en Larkana, en la convulsionada provincia sureña de Sindh, para discutir su futuro político. Por un lado, deben anunciar si participarán en las elecciones de enero o si se sumarán al boicot planteado por el dirigente opositor y antiguo rival de Bhutto, Nawaz Sharif. Por otro lado, deben elegir a un sucesor y candidato a primer ministro. Según adelantó ayer el esposo de Bhutto, Asif Ali Zardari, la decisión final seguiría en manos de la ex primera ministra. Hoy el hijo mayor de la dirigente leerá en público el testamento que su madre dejó para el partido y para sus seguidores.

Mientras la aceptación dentro del partido se da por descontada, no se sabe siquiera si las palabras de Bhutto podrán frenar la ola de violencia que se desató con su muerte el jueves pasado. Ayer Karachi, su ciudad natal, seguía siendo escenario de protestas y choques violentos con la policía. Hasta el momento ya murieron más de 40 personas y cientos resultaron heridas. Según informó ayer el gobierno, cientos de bancos, trenes y negocios han sido saqueados y destrozados en las principales ciudades del país en los últimos días. Sin embargo, para Musharraf y sus aliados occidentales –Estados Unidos y Gran Bretaña, principalmente– la situación está bajo control.

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