Jue 03.01.2008

EL MUNDO  › SE VOTA EN IOWA A PRECANDIDATOS DEMOCRATAS Y REPUBLICANOS

Hoy larga la carrera a la Casa Blanca

Con el apoyo de los independientes, que en Iowa votan en las primarias, Barack Obama les saca una luz de ventaja a Hillary Clinton y John Edwards entre los demócratas, mientras que el voto republicano se inclina en favor de los conservadores Mitt Romney y Mike Huckabee.

› Por Antonio Caño *
desde Des Moines, Iowa

El maratón de elecciones primarias arranca hoy en Iowa con toda la expectativa propia de uno de los grandes momentos de la democracia norteamericana, en esta ocasión magnificado por la dificultad para pronosticar un ganador y por la oportunidad que se vislumbra de un cambio determinante en el rumbo político del país cuando concluya la presidencia de George W. Bush.

Tanto el Partido Demócrata como el Republicano dan hoy los primeros pasos para elegir candidato presidencial y, aunque ninguno de los dos cuenta con un claro favorito, son los demócratas los que más se juegan en Iowa.

Los caucuses de Iowa son la primera batalla entre Barack Obama y Hillary Clinton, la primera vez que ambos miden fuerzas ante el único juez que cuenta: los electores. Esta primera confrontación cuenta, además, con un tercer contendiente que lucha por la victoria y divide los votos de todos, John Edwards. Una última encuesta del diario Des Moines Register le da a Obama la victoria con un 32 por ciento de los votos, con 25 por ciento para Clinton y 24 por ciento para Edwards.

Obama parece estar aumentando su apoyo entre los electores que se declaran independientes (pero que, pese a ello, pueden participar en las elecciones puesto que cualquiera puede registrarse como demócrata o republicano minutos antes de acudir a un caucus), así como entre los jóvenes. El respaldo de estos últimos a favor del también joven senador de Illinois puede acabar siendo decisivo. Los votantes de entre 18 y 30 años representan un 22 por ciento del total del censo y aunque en el pasado no han participado de forma significativa en los caucuses parecen inclinados a hacerlo esta vez.

Entre los republicanos, la atención está centrada en la contienda entre dos hombres de fe, aunque de diferentes iglesias. Mike Huckabee, un pastor evangélico, y Mitt Romney, un antiguo obispo mormón, se disputan la victoria en Iowa, un estado muy conservador que no concede gran crédito a los favoritos en otros lugares, Rudy Giuliani o John McCain.

En mayor o menor grado, los caucuses de Iowa aportarán las primeras indicaciones sobre quién puede ser el próximo presidente. Por esa razón, esta cita electoral tiene tanta leyenda y tanta trascendencia.

Paradójicamente, una decisión de semejante importancia queda en manos de unas pocas decenas de miles de personas. Del millón y medio de potenciales electores del estado, sólo alrededor de un 10 por ciento suele participar en los caucuses, quizá un poco más esta vez dada la emoción por el resultado. En 2004 acudieron a los caucuses demócratas (no hubo entonces republicanos) 124.000 votantes. Cuatro años antes, habían participado menos de 150.000 entre los dos partidos. Esta baja participación no es achacable al desinterés de los ciudadanos sino, sobre todo, a la complejidad del procedimiento de los caucuses, que han cambiado poco desde que empezaron a celebrarse hace más de dos siglos.

Los caucuses son reuniones ciudadanas que tienen lugar en escuelas, iglesias, centros deportivos o incluso en casas particulares. A partir de las seis y media de la tarde se convocan más de 3000 reuniones de ese tipo a lo largo de todo el estado. El que quiere votar tiene, por tanto, que estar allí a esa hora y quedarse por un tiempo que oscila en torno de las dos horas.

En los caucuses republicanos la cosa es relativamente más sencilla. Los congregados discuten sus preferencias y se dividen después en grupos según el candidato elegido. Cuentan y se van a casa. Los demócratas lo hacen más complicado. Después de discutir se vota una primera vez. Los candidatos que no hayan rebasado el 15 por ciento de los votos quedan eliminados, pero quienes votaron por ellos tienen la oportunidad de volver a votar por alguno de los candidatos supervivientes. Antes ha habido otro período de discusión en el que seguidores de los ganadores intentan ganar los votos que han quedado huérfanos.

Los que se eligen en estos caucuses son, en realidad, delegados que meses después van a la convención del condado y, allá para el verano, a la convención del estado para elegir, por fin, a los delegados que representarán a Iowa en la convención nacional del partido. Esos delegados están comprometidos con uno u otro candidato de acuerdo con los resultados de las votaciones que se producen hoy.

En fin, un verdadero laberinto democrático que expulsa a muchos potenciales participantes simplemente porque tienen que trabajar a esas horas y a otros porque se les hace cuesta arriba un esfuerzo semejante por una decisión política.

La complejidad del proceso hace también muy difícil su pronóstico. Aunque las televisoras tienen previsto hacer las famosas encuestas al pie de urna (aquí son encuestas realizadas a la entrada del caucus), éstas suelen ser difíciles en un entorno en el que muchos votantes modifican sus votos una vez adentro del caucus.

* De El País de Madrid. Especial para Página/12.

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