El paquete de medidas económicas anunciado por el ministro de Hacienda, Guido Mantega, incluye un recorte de gastos de once mil millones de dólares, el pago de los intereses de la deuda interna y la creación de dos impuestos al sector financiero para equilibrar el presupuesto.
El gobierno de Lula da Silva lanzó un paquete de medidas para cubrir los 22.500 millones de dólares que le faltan al presupuesto de 2008 tras el reciente revés en el Congreso a la renovación del impuesto al cheque. El titular de Hacienda, Guido Mantega, anunció un recorte de 11.250 millones de dólares y el aumento de dos impuestos financieros. No recorta los planes sociales pero tampoco los mejora. Precisamente, el truncado proyecto en el Senado apuntaba a ampliar los fondos para la salud. Por otra parte, asegura la seriedad fiscal: no toca el pago de los intereses de la deuda interna –unos 70 mil millones de dólares al año–.
La primera medida es una reducción de gastos que debe alcanzar 20.000 millones de reales (unos 11.250 millones de dólares), informó el ministro Mantega. El gobierno también prevé crear dos impuestos paralelos con los que pretende recaudar otros 10.000 millones de reales: el primero un tributo de 0,38 por ciento a operaciones de crédito y financieras, incluidas las de cambio, y el segundo, un aumento del porcentaje de la contribución sobre los beneficios netos del sector financiero, que pasa de 9 a 15 por ciento. Los restantes 10.000 millones de reales, para cubrir la falta de la extinta Contribución Provisoria al Movimiento Financiero (CPMF), deben provenir de un aumento de la recaudación esperado con el crecimiento económico. La economía brasileña, según Mantega, crecerá en 2007 entre 5,2% y 5,3%, cuando la proyección inicial era de 4,7%, y eso naturalmente generará una recaudación mayor, dijo.
Las medidas fueron presentadas por el mencionado Mantega y el titular de Planificación, Paulo Bernardo, en una rueda de prensa en la que ambos insistieron en el compromiso del gobierno en mantener el equilibrio fiscal y el superávit fiscal primario. La estabilidad de ambos estaba comprometida, según el gobierno, con el final de la CPMF, un impuesto que gravaba todas las transacciones financieras y que no fue prorrogado por el Senado en una de sus últimas sesiones del año, contra la voluntad del Ejecutivo.
La CPMF iba a recaudar 40.000 millones de reales (unos 22.000 millones de dólares), según los cálculos del gobierno petista, que había elaborado los presupuestos de este año, incluyendo esta fuente de ingresos. La administración Lula había alegado que casi la mitad de los recursos que procedieran de ese impuesto iban a ser destinados a la salud y que la población más pobre iba a ser la más perjudicada por su no renovación.
Las dos medidas anunciadas ayer esperan compensar este agujero en los presupuestos de 2008, que prevén gastos e inversiones por 800.000 millones de reales (unos 444.000 millones de dólares). Los recortes, que alcanzarán los 20.000 millones de reales (11.000 millones de dólares), serán detallados en febrero, aunque “no afectarán a los programas sociales del gobierno”, aseguró el ministro de Planificación.
Además de este recorte, el Gobierno anunció la elevación de la tasa del Impuesto sobre Operaciones Financieras (IOF) hasta el 0,38 por ciento, la misma tasa que aplicaba la CPMF, y el comienzo de aplicación de este tributo a las operaciones de crédito. También será aumentada la Contribución Social sobre los Lucros Netos del sector financiero, que pasa del 9 por ciento para el 15 por ciento. Esta última medida sólo será efectiva dentro de 90 días. Estas subidas de impuestos supondrán a las arcas públicas unos 10.000 millones de reales (5600 millones de dólares) en 2008, lo que Mantega calificó de “un ajuste muy modesto”.
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