EL MUNDO › POR EL RECONOCIMIENTO DE LAS FARC COMO FUERZA INSURGENTE
› Por María Laura Carpineta
La oposición colombiana no negó el carácter insurgente de las FARC, pero tampoco avaló el llamamiento de Hugo Chávez para que la región y Francia reconozcan el carácter político de las FARC, que figura en las listas de organizaciones terroristas de Estados Unidos y la Unión Europea. Fueron pocos los que se animaron a hablar, pero quienes lo hicieron ratificaron la tradicional postura del progresismo colombiano. “No hay duda alguna de que son delincuentes políticos”, le dijo a este diario el presidente del Polo Democrático y ex candidato presidencial, Carlos Gaviria. Pero inmediatamente aclaró: “Que sean delincuentes políticos no los exime de los crímenes atroces que han cometido y por los que deben ser juzgados”. Intentando calmar los ánimos, el gobierno venezolano no volvió a insistir en el tema, aunque agregó que ahora luchará por conseguir la liberación de las decenas de personas que están secuestradas en su territorio.
El otro referente opositor colombiano que se desmarcó de la lluvia de críticas que ayer seguía brotando de todos los despachos de Bogotá fue otro ex candidato presidencial, Antanas Mockus. “El presidente Hugo Chávez quiere posicionarse como mediador y necesita profundizar la confianza de las FARC en él. Un mediador se mueve con libertad y se le otorga el derecho a hacer sugerencias arriesgadas y públicas”, explicó el popular ex alcalde de Bogotá. Mockus es un histórico defensor de los procesos de paz, inclusive del que fracasó durante el gobierno de Andrés Pastrana, quien ayer sorprendió a muchos colombianos al decir que era “un imperativo moral” no reconocer el status de beligerante a las guerrillas.
Esta fue la misma interpretación que hizo Consuelo González, la ex congresista de 54 años liberada esta semana. Sin querer entrar en el ring político, la ex rehén de las FARC dijo que no podía decir con exactitud si era un grupo insurgente, pero reiteró que hay que hacer todo lo posible para terminar con el sufrimiento de los cientos de secuestrados que siguen en la selva. Su compañera Clara Rojas no fue tan diplomática. “En principio parecería que es una organización delictiva, pues tienen gente secuestrada, de donde surge su dinero y sus bombas”, aseguró.
En este punto Gaviria, el referente del Polo Democrático, coincidió con gran parte del uribismo. “El presidente Chávez hizo una mediación muy valiosa y eficiente para la liberación de Clara y Consuelo pero desafortunadamente con el discurso que dio el viernes en la Asamblea General tomó partido por la guerrilla y prácticamente condicionó su relación con el gobierno de Uribe a su pedido”, explicó.
Más allá de las opiniones, lo cierto es que ayer la comunicación entre los dos gobiernos parecía haber vuelto a foja cero. Desde el Palacio de Miraflores ni Chávez ni sus ministros intentaron ablandar los corazones de los uribistas y explicar sus intenciones. Es verdad que todos se habían comprometido a participar del congreso fundacional del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), uno de los proyectos más importantes de la Revolución Bolivariana. Pero la sensación en Caracas era que el presidente quería dejar calmar un poco las aguas.
En esa dirección, el ministro del Interior y Justicia Ramón Rodríguez Chacín anunció que ahora irán por los entre 70 y 80 secuestrados en Venezuela, no se sabe bien si por las FARC o por bandas de delincuentes comunes. Esta era la crítica predilecta del antichavismo cada vez que Caracas lograba un avance en las negociaciones con las FARC. “Debo decir con mucha sinceridad que el pueblo venezolano felicita bajo protesta al presidente Chávez y a Fidel Castro por esta gestión que hicieron y que condujo a la liberación de dos personas, de las más de 700 vejadas, humilladas y maltratadas que tiene secuestradas la guerrilla colombiana, entre ellas cerca de 80 venezolanos”, dijo orgulloso de su picardía, el gobernador del rico departamento de Zulia, Manuel Rosales.
Apoyados en la creciente inseguridad en el interior venezolano, dirigentes como Rosales han conseguido instalar su discurso seudonacionalista en gran parte de la población. Por eso, Chacín, uno de los artífices de la liberación de Rojas y González, se comprometió a “encontrar una solución” para cada uno de los secuestrados en Venezuela, sin mencionar quién los tiene.
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