Anoche se especulaba con el cara a cara del ex metalúrgico con el comandante. Hablarían del conflicto colombiano, siendo que ambos países enviaron delegados y están de acuerdo en una salida política. Lula ofrece a la isla colaboración en la exploración petrolera.
› Por Darío Pignotti
desde Brasilia
Ron y petróleo. Luiz Inácio Lula da Silva probablemente alzó una copa de de ron al reencontrarse, si es que se reencontró, con su amigo Fidel Castro en la larga plática que tal vez celebraron en la madrugada de hoy en La Habana. Especulaciones al margen, lo cierto es que Lula da Silva era esperado anoche en la capital cubana para una visita de menos de 24 horas, a donde debía arribar procedente de Guatemala tras participar en los actos de toma de posesión del presidente Alvaro Colom (ver pág. 13). Nada es seguro: “La única certeza es que Lula estará muy feliz de encontrarse con Fidel, y esperamos que Fidel también, entendemos que deben reunirse, pero todo depende de los médicos cubanos”, dijo días atrás a Página/12 una fuente del Palacio del Planalto, sede de la presidencia en Brasilia.
Otra fuente del gobierno, consultada anoche cuando Lula ya estaba en viaje, repitió la misma fórmula “oficialmente es probable que haya un encuentro, pero no hay confirmación”. Lula y Castro no se ven desde julio de 2006, cuando ambos participaron en Córdoba de la XXX cumbre del Mercosur, en la que fue una de las últimas apariciones públicas del cubano, quien pocos días después sería sometido a una intervención quirúrgica, que lo obligó a delegar el pode en su hermano Raúl.
La agenda oficial, divulgada por el Ministerio de Relaciones Exteriores brasileño, informó de dos encuentros entre Lula y Raúl Castro, el primero debía ocurrir ayer en la empresa estatal de turismo, Cubanacan, y el segundo hoy por la mañana en el Palacio de la Revolución. Al enigmático derrotero de Lula y su par cubano se le agrega un mutismo de Estado sobre cuáles serían los temas que ambos podrían tratar.
Con todo hay pistas sobre los asuntos que pudieran estar a la mesa. Uno de ellos, la situación en Colombia, fue mencionado ayer por el líder brasileño en su programa radial, antes de embarcarse. Lula y Castro coinciden en la necesidad de contribuir a que el gobierno de Alvaro Uribe y las FARC avancen en el intercambio humanitario de rehenes por prisioneros, que ése sea el primer paso hacia una negociación de paz y que ésta tenga como garantes a países de la región, sin la injerencia de los Estados Unidos. Ayer Lula instó a las partes a negociar. “Hago un llamamiento a que el gobierno colombiano y los dirigentes de las FARC se pongan de acuerdo para que se puedan liberar a más personas que están secuestradas.”
En la delegación que acompaña a Lula da Silva está Marco Aurelio Garcia, quien hace dos semanas participó del fallido rescate de Clara Rojas y Consuelo González, liberadas días después por las FARC. García, principal consejero del presidente sobre asuntos internacionales, había calificado a las FARC como fuerzas beligerantes, y se refirió al conflicto colombiano como una guerra civil, caracterizaciones muy distantes del punto de vista expresado ayer por el vocero de la Casa Blanca, Sean McCormack (ver recuadro), para quien los guerrilleros no pasan de un grupo de narcoterroristas.
Será el primer viaje internacional de Lula en 2008, año en que no participará del Foro de Davos, y su segunda visita a la isla luego de su llegada al poder, la anterior fue en septiembre de 2003. Desde entonces la relación entre el ex operario metalúrgico y el líder de la revolución sufrió algunos altibajos, como el contrapunto, elegante pero enérgico, en torno de los biocombustibles, a los que Lula ve como una respuesta global a la contaminación y la pobreza y Castro como una amenaza a la seguridad alimentaria mundial.
Pero la foto, si la hay, de Lula y Castro en La Habana, servirá como corolario de una relación que se inició en 1980, en Managua, a instancias del religioso Frey Betto.
No tratará de combustibles limpios la agenda que discutirán los colaboradores de Lula y Castro, sino de petróleo, por ello uno de los miembros de la comitiva brasileña es el presidente de Petrobras, José Sergio Gabrirelli. Lula manifestó ayer su voluntad de colaborar con Cuba en la exploración de las aguas profundas del Golfo de México, para lo cual Petrobras cuenta con tecnología de punta, como lo confirmó el hallazgo de unos 6000 millones de barriles de petróleo a unos cinco kilómetros de profundidad en la Cuenca de Santos, hace un par de meses.
A lo anterior se añaden inversiones y créditos brasileños que pueden llegar a los 1000 millones de dólares en sectores como infraestructura, alimentación y medicamentos.
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