Dom 03.02.2008

EL MUNDO  › POR LAS INTROMISIONES ECLESIASTICAS EN LA CAMPAÑA ESPAÑOLA

Moratinos llevó sus quejas al Vaticano

› Por Oscar Guisoni
desde Madrid

La tensión entre el gobierno español y la Conferencia Episcopal española continúa subiendo. Ayer, el ministro de Relaciones Exteriores, Angel Moratinos, decidió llevar directamente al Vaticano las quejas por la intromisión de la jerarquía eclesiástica en la campaña electoral, que tuvo su punto culminante a mediados de esta semana, cuando los obispos emitieron un comunicado llamando a no votar en las próximas elecciones del 9 de marzo a los que sostienen programas electorales reñidos con la moral cristiana, es decir, a la izquierda en general y al Partido Socialista del primer ministro José Luis Rodríguez Zapatero en particular.

Moratinos se manifestó perplejo y sorprendido por la actitud de los prelados que llegaron incluso a utilizar el tema de las negociaciones fallidas con ETA como un argumento para no votar al PSOE, en plena sintonía con la línea política seguida durante estos últimos años por el Partido Popular. “Hay muchos católicos en España que van a entender poco” sostuvo el canciller español a propósito de las rígidas recomendaciones de voto emitidas por el máximo órgano de la Iglesia, a la que acusó de tener “una jerarquía integrista, fundamentalista, neoconservadora, que ni siquiera puede representar el sentimiento de la mayoría de los católicos españoles”.

Mientras Moratinos se encargaba de trasladar a la diplomacia del Vaticano las quejas oficiales del gobierno a través de su embajador en Roma, Francisco Vázquez, José Luis Rodríguez Zapatero aprovechó la noche del viernes para advertir, en un evento con empresarios de la comunicación, de que “la actitud de la Iglesia va a abrir un debate en España”, amenazando veladamente con poner en cuestión los acuerdos firmados durante la transición española con el Estado Vaticano, que le otorgan a la Iglesia Católica una situación privilegiada de la que no gozan otras religiones minoritarias. “La revisión de estos acuerdos no puede ser fruto de una reacción” concluyó Zapatero, y afirmó que revisarlos ahora “sería un error”, pero dejó entrever que el tema estará presente en la agenda si sale vencedor de las próximas elecciones.

Y es que los socialistas no salen de su asombro por la dureza del comunicado de la Conferencia Episcopal hecho público el jueves, ya que durante los cuatro años de su gobierno la administración Zapatero se cansó de emitir señales de buena predisposición a los obispos, para mitigar en parte la tensión que se creó cuando se aprobó la ley que permite el matrimonio homosexual y la que consagra el “divorcio express” entre otras que molestaron a la cúpula católica. Aunque en público se moderan, en privado los principales referentes socialistas se muestran hartos de la actitud de la cúpula eclesiástica y proclaman a quien quiera oírlo que ha llegado la hora de decir basta. “Les aumentamos los subsidios públicos, les permitimos que la cátedra de Educación para la Ciudadanía, que tanto les molesta, la den con su propio contenido en los colegios privados, los tratamos mejor que el gobierno anterior del PP y así es como nos responden. Nos están llevando a que revisemos los acuerdos con el Vaticano, algo que no era ni es todavía nuestra intención hacer”, afirmaba a Página/12 ayer por la tarde un reconocido diputado socialista que prefiere el anonimato para no echar más leña al fuego sacro.

Los obispos, mientras tanto, no se han limitado a tirar la piedra y esconder la mano, sino que han continuado machacando al gobierno desde el púlpito, como si en el fondo buscaran un aumento de la tensión. Uno de ellos, José Sánchez, miembro de la Conferencia Episcopal, le recomendó ayer a Zapatero “que no use a los obispos para agitar a las masas” e insinuó que el enfrentamiento es una “estrategia electoral” de los socialistas para desviar la atención. Con esta actitud, la Conferencia Episcopal vuelve a demostrar la plena sintonía con el Partido Popular. Ayer Mariano Rajoy, que hasta el momento ha preferido guardar silencio con respecto a esta polémica, acusó a los socialistas de estar “peleándose con unos y con otros”, en alusión implícita al enfrentamiento con la Iglesia “para no hablar de economía”. Los populares no han dado muchas señales de que piensen volver atrás con la legislación social promulgada por Zapatero para no espantar a su electorado de centro, pero no hace falta rascar mucho para ver cuáles son sus intenciones si ganan las elecciones.

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