Nueve militantes de Hamas murieron en la Franja después de que el grupo islamita se adjudicara un atentado suicida en el sur de Israel, en el que murieron una mujer y dos atacantes.
› Por Donald Macintyre *
desde Jerusalén
Hamas se adjudicó ayer un ataque suicida por primera vez en más de tres años. La fuerza palestina envió a los atacantes que mataron a una mujer israelí en la desértica ciudad sureña de Dimona el lunes pasado. Tel Aviv no esperó la confirmación. Poco antes de que se conociera el comunicado del movimiento islámico, el gobierno de Ehud Olmert ya había ordenado un ataque aéreo contra la Franja. El saldo, según las últimas estimaciones, era de al menos nueve muertos, todos miembros de Hamas.
Después del atentado había surgido una serie de versiones contrapuestas sobre el origen de los suicidas. Incluso se llegó a sostener que habrían llegado a Israel desde Egipto, país al que la semana pasada ingresaron decenas de miles de palestinos desesperados en busca de comida, agua y combustible. Pero Hamas explicó ayer que sus hombres habían ido desde Cisjordania –territorio dominado por su rival, Al Fatah– hasta la ciudad de Hebron. Lo que no quedó claro es si el reconocimiento público de Hamas representa una vuelta a su política de ataques suicidas, la que había abandonado un año antes de ganar las elecciones parlamentarias palestinas en 2006.
Un rato antes Israel había iniciado sus represalias. Sus aviones destruyeron una comisaría de la ciudad de Khan Yunis, en el sur de Gaza, y mataron a nueve miembros de Hamas, incluyendo seis oficiales de la policía. La reacción israelí provocó una nueva reacción palestina. Un grupo de militantes no identificados lanzó anoche ocho cohetes Kassam dentro de territorio israelí. Uno de ellos golpeó una casa e hirió a cuatro personas que se encontraban adentro.
En su comunicado, Hamas identificó a los atacantes de Dimona como Shadi Zghayer y Mohammed Herbawi. La madre de este último le dijo ayer al diario israelí Haaretz que su hijo desapareció el mismo lunes, después de las oraciones matutinas. Las dos familias fueron detenidas ayer por las fuerzas israelíes.
Pero la parte más preocupante del mensaje de Hamas es que sostiene que otros dos hombres, que cruzaron el paso egipcio de Rafah en los últimos días, estarían en camino para realizar otro atentado contra Israel. Los combatientes serían miembros de dos facciones, una rama de las Brigadas de Mártires de Al-Aqsa –vinculado a Al Fatah– y el Frente Popular para la Liberación de Palestina.
El atentado del lunes en Dimona le costó la vida de Lyobov Randolskaya, una israelí de 73 años y dejó gravemente herido a su esposo. Las fuerzas locales lograron matar al segundo atacante suicida antes de que pudiera detonar su chaleco de explosivos. Durante la noche de ayer los oficiales israelíes habían estado trabajando sobre la teoría de que los suicidas habían viajado a través de Hebron, en vez de la hipótesis de Gaza-Egipto. Tampoco cambiaron la versión oficial cuando el ministro de Defensa y líder del Laborismo Ehud Barak dijo ayer por la mañana que había grandes posibilidades de que los atacantes hubieran partido de Cisjordania. Esta versión pone la lupa sobre la capacidad del presidente palestino y referente de Fatah Mahmud Abbas de controlar ese territorio. Si no puede hacerlo, advierten los sectores más duros en Israel, no es un interlocutor válido para negociar la paz con Olmert.
Mientras tanto, el gabinete de seguridad israelí se reunirá hoy. La canciller Tzipi Livni propondrá un nuevo arreglo fronterizo para el cruce entre Gaza y Egipto. La iniciativa permitiría que El Cairo aumente el número de sus tropas en la frontera de 750 a 1500.
* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.
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